La Sociedad de Medicina Veterinaria (SMVU) acompañó la denuncia del especialista Alfredo Acosta quien alertó al Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca acerca del ingreso de profesionales extranjeros que llegan contratados por las cabañas para realizar transplantes de embriones, sin que ningún organismo controle su instrumental, ni sus procedimientos. Argumentó que eso pone en riesgo el status sanitario.
La problemática fue planteada directamente al ministerio en la última reunión de la Comisión Nacional Honoraria de Salud Animal (Conhasa) y las autoridades sanitarias están investigando.
Acosta, un médico veterinario con varios años en la profesión, dijo ayer que son técnicos que “llegan de contrabando y nadie controla qué tipo de instrumentos tienen, ni si estuvieron antes en contacto con rodeos que puedan haber tenido alguna enfermedad no existente en Uruguay”.
Denunció que se dan casos donde las cabañas contratan técnicos brasileños, los que “aspiran los ovocitos (óvulos inmaduros) en las cabañas uruguayas, luego son fecundados en laboratorios brasileños y posteriormente los vuelven a traer a Uruguay para ser implantados en las vacas que oficiarán de receptoras”.
Acosta recordó que “hay leyes que regulan la reproducción animal -leyes que son de la década del `70- que están vigentes y no se cumplen”.
Por su parte, el presidente de la Sociedad de Medicina Veterinaria (SMVU), Ramiro Días, admitió que se desconoce “la formación técnica de los profesionales que estaban entrando a trabajar y lo que reclamamos en Conhasa es que hay determinado tipo de reglamentación oficial, como el manejo de específicos hormonales o determinados trabajos en reproducción, que debe ser cumplido”.
La meta de la SMVU es que la secretaría de Estado haga las averiguaciones correspondientes y tome las acciones que estime necesarias.
Días confirmó que también se denunció “la competencia desleal” de los veterinarios extranjeros ante la Dirección General Impositiva (DGI) y la Caja de Profesionales Universitarios, así como ante la Dirección Nacional de Aduanas.
El profesional también explicó que a los veterinarios les preocupa la falta de un colegio que regule la profesión.
“No estamos en contra del amplio uso de la tecnología, pero en Uruguay existen técnicos capacitados para desarrollar todas las tareas; no estamos en contra de la competencia, pero sí de la desleal. Vamos a partir todos de la misma base y entonces, nos diferenciamos por los conocimientos y por la eficiencia del trabajo”, remarcó el presidente de la Sociedad de Medicina Veterinaria.
Hoy si un veterinario uruguayo es contratado en Brasil o Argentina para realizar una determinada tarea, “primero debe pedir la autorización al colegio estadual; hay que detallar de dónde provenimos; qué tipo de trabajo vamos a desarrollar; el tiempo del trabajo y qué medidas profilácticas vamos a aplicar en ese trabajo”.
En Uruguay, los extranjeros trabajan libre, se quejó.
La colegiación en la profesión veterinaria está prácticamente lista para su aprobación en el Parlamento