"En los alquileres contratados a quintales fijos antes de la inundación y que no han sido renegociados, la ecuación difícilmente dé positiva tanto para los sembrados con maíz y con soja", dijo el productor Santiago del Solar. Según este productor de Trenque Lauquen, en las zonas donde afectó fuerte la inundación y luego la sequía de enero-febrero también habrá resultados negativos en campo propio, lo que generará pérdida de capital de trabajo para encarar la próxima campaña.
En tanto, Alejandro Vejrup, de Globaltecnos, dijo que en este contexto hay varios aspectos para observar: aumento de costos por encima de lo presupuestado, mayor uso de herbicidas, resiembras, pérdida de rindes esperados al 15 de enero por la sequía y elevadas temperaturas y, actualmente, caídas de precios, con bajos niveles de cobertura en soja.
Por su parte, Guillermo Villagra, de la consultora Openagro, opinó que "hubo muchísimos casos de arrendatarios que no llegaron a sembrar la totalidad de las hectáreas alquiladas por problemas de piso o anegamiento de caminos".
Lo ocurrido en el transcurso de esta campaña está demostrando que el negocio agrícola en campo alquilado se está tornando poco atractivo para todos, señaló un informe de la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea).
Para Marcelo Carrique, productor de Daireaux, "con condiciones climáticas favorables de acá a la cosecha, el balance sería de aproximadamente sólo un 5 por ciento de renta, lo que resulta insuficiente".
En tanto, Guillermo Aiello, de la firma Alberto L. Marchionni SA, la producción en campo arrendado está teniendo un constante deterioro en los últimos años, que tiene origen en tres motivos:
La permanente suba en el valor de los arrendamientos, que en los últimos 10 años pasó de 12 quintales para el mejor campo en zona núcleo, a 18 /20 qq para el mismo campo.
La suba de los principales insumos, fundamentalmente fertilizantes, que han tenido aumentos de aproximadamente el 100% en los últimos años.
La importante suba de los costos en pesos, lo que hizo, entre otros muchos ejemplos, que la siembra pasara de 18 dólares por hectárea hace 5 años a 48 dólares en la campaña en marcha. Es decir, un aumento del 166 por ciento.
Por su parte, el asesor Christián Angió dijo que en el nordeste argentino (NEA) "los números son muy finos y creo que para que la gente se entusiasme tiene que haber buenos rindes ya que por la parte de costos no hay mucho por hacer. Hay productores que tienen cerrados buenos arrendamientos".