Europa y Sudamérica intentarán a mediados de mayo retomar sus paralizadas negociaciones comerciales, pese a la crisis política en Brasil y a la reticencia de Francia, dijeron el jueves la Unión Europea y Argentina.
Aunque el nuevo Gobierno de Argentina, orientado a los negocios, ofrece al bloque comercial del Mercosur su mejor oportunidad en años de alcanzar un acuerdo, la presidenta brasileña Dilma Rousseff enfrenta un proceso de impugnación y un grupo de nueve países de la Unión Europea encabezado por Francia rechaza la apertura de sus sectores agrícolas.
"Hemos estado paralizados con estas negociaciones por años. Ahora tenemos una ventana de compromiso político a ambos lados que, si no la usamos, simplemente se cerrará", dijo la jefa de Política Exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini, en una conferencia de prensa con la ministra de Relaciones Exteriores de Argentina, Susana Malcorra.
Malcorra dijo que alcanzar un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea es una política de Estado de Brasil, pese a la agitación política en Brasilia por las acusaciones de que Rousseff violó las leyes de presupuesto y debería enfrentar un juicio en el Senado.
Brasil, la mayor economía de Latinoamérica, ha firmado pocos pactos de libre comercio y tiene la sensación de haber quedado rezagada en momentos en que Estados Unidos y la Unión Europea negocian acuerdos en todo el mundo.
Las negociaciones comerciales entre la Unión Europea y el Mercosur, que podrían crear un mercado de 750 millones de personas, han enfrentado diversos contratiempos desde su lanzamiento en 1999. Los negociadores han acordado hacer ofertas formales en la segunda semana de mayo sobre cuánto están dispuestos a abrir sus economías a los bienes extranjeros.
El llamado "intercambio de ofertas" precisará el acceso libre de impuestos que cada lado está dispuesto a considerar por los bienes y luego permitirá a los negociadores elaborar un acuerdo comercial que involucraría 130.000 millones de dólares en comercio anual.
No obstante, nueve países de la Unión Europea, incluyendo a Francia, Polonia e Irlanda, están reticentes a la apertura a la industria agrícola de Argentina y Brasil, que representan un 40 por ciento de las exportaciones del Mercosur.