Desde muy temprano, ayer, el público colmó las gradas de la pista central para admirar este atractivo desfile de jinetes ataviados con vestimentas tradicionales y sus caballos criollos engalanados con estribos, espuelas y bozales. Este conjunto de instrumentos que conforman la montura del caballo es lo que se conoce como “apero”.
Además de sortear las pruebas y las exigencias de los jueces, los jinetes lucen los atuendos gauchos típicos de otras épocas.
En cada una de las categorías se evalúan tres cosas fundamentales: el caballo, el emprendado (por las “prendas” que visten al animal) y la vestimenta del jinete.
El juez Francisco Argentino Llanos, aseguró que en la categoría “Caballo de Trabajo”, se tiene en cuenta “principalmente la mansedumbre del animal y después el conjunto entre jinete, caballo y recado”. También señaló que “se realizan diez pruebas en las que se mide la velocidad y postura del caballo, se lo hace retroceder y pararse para evaluar su docilidad”.
A minutos de entrar con su caballo a la pista central, Sergio Falagán, de Colón (Buenos Aires) explicó que este es su tercera vez en Palermo y que se prepara todo el año para participar de la categoría “Juegos Picasso”. “Siempre participo de estas competencias, en todo el país, y lo que más cuido para las presentaciones es el caballo”, concluyó.
Durante la jornada de ayer se evaluaron las distintas categorías de aperos: Caballos de Trabajo, Juegos Picasso, Lomillo de soga, Bastos de Soga, Aperos Regionales, Amazonas de Plata, Amazonas de Suela, Lomillos Chapeados, Bastos Chapeados, Pasadores Largos, Pasadores Cortos, Conjuntos Regionales y Conjuntos Tradicionales.