En los últimos años se ha desarrollado una estrategia de manejo y utilización del pastizal, que ha posibilitado superar el normal mantenimiento o pérdida de peso invernal de los vacunos, particularmente en el primer invierno posdestete de la recría.
La suplementación proteica es parte de este plan de aprovechamiento del pastizal, que permitió importantes avances tecnológicos, como el servicio de la vaquillona a los 18 meses y el adelantamiento en la edad de terminación de los novillos.
Este estudio aporta avances en los conocimientos de la suplementación proteica, que permitirán una mejor elección del suplemento en relación a sus valores de comercialización y la producción animal esperada.
En el noreste argentino los pastizales y pasturas megatérmicas ofrecen forrajes de baja calidad en determinados momentos del año, principalmente durante el invierno y verano.
Las circunstancias actuales de la ganadería de cría determinan la viabilidad económica de las prácticas de manejo que en un pasado reciente eran impracticables por la desfavorable relación entre los costos y beneficios, como la suplementación preparto de las vacas o la suplementación estival de las vaquillas.
Los suplementos proteicos más utilizados son los subproductos de la industria aceitera del algodón, girasol y soja. Los precios varían en relación a la oferta, que depende del área sembrada con estas oleaginosas.
En la Estación Experimental Agropecuaria de INTA Mercedes, la suplementación con pellet de algodón en pastizales reservados en el otoño y con una oferta forrajera al inicio del pastoreo de 2500Kg MS/animal, permitió una ganancia de 0,500 y 0,425Kg por día, en vaquillas y novillos, respectivamente.
Los subproductos de algodón y soja tienen en general una menor tasa de degradación de la fracción proteica degradable y una menor degradación efectiva en comparación con otros subproductos.
Esto permitiría que el nitrógeno se libere más lentamente y se acople mejor a las necesidades de las bacterias que digieren la fibra del forraje, además de aportar en forma continua aminoácidos y péptidos necesarios para la máxima actividad microbiana.