Llegamos a Entre cielos, un novísimo hotel boutique en Vistalba, propiedad de las familias suizas Adam y Wager, que alberga un premiado haman + spa, único en América Latina. Fue galardonado como el Best Sensuous Spa of the World (2013) y World’s Best Spa Boutique Hotel (2014), entre otros, pero su belleza de Oriente Medio, matizada con detalles minimalistas y funcionales, captura más todavía. ¿Cómo resistir la tentación? Provistos de petesmal (pareo de algodón que será nuestra única vestimenta a partir de ahora), kese (guante para frotar la piel) y tas (cuenco metálico para el agua), iniciamos el circuito de una hora y media que nuestra anfitriona –María Laura Olivera, manager del haman– describe como “autodidacta e íntimo”: a diferencia de los baños de Turquía –espacios de bullanguera sociabilidad– aquí reinan el silencio, la introspección, el goce sensual, la penumbra. Las primeras cinco etapas –sogukluk, kese, sicaklik, bingül y lif, prácticas de purificación, exfoliación y reposo– nos llevan casi levitando a la sexta: gobek tasi, una roca térmica circular a 38 grados donde nos recostamos para coronar la experiencia. La permanencia aconsejada (y saludable) en cada etapa es de 10 a 15 minutos, pero ¿quién no se quedaría la mañana entera soñando sobre esta piedra suavísima? El gran final pueden ser unos masajes de espuma o bien horas de pereza ilimitada en el camekan, en los divanes o las mesas bajas generosamente abastecidas de té, jugos naturales, espumantes y bocadillos. Con energía renovada y la sensación de haber entrado en el túnel del tiempo damos una caminata por los viñedos, un tembladeral de hojas ocres y amarillas promediando el otoño, y de pronto nos topamos con... ¿una cápsula espacial? ¿un módulo lunar? ¿una nave extraterrestre recién aterrizada? No: el loft familiarmente conocido como “Rosa Blanca”: por razones obvias, el preferido de las parejas. Y después de un almuerzo liviano y muy sabroso en el restaurante Katharina, cruzamos a Maipú, del otro lado de la RN 40.
Nos alojamos en Club Tapiz, una residencia de más de un siglo rodeada por 14 hectáreas de viñedos y olivos, donde todavía se practica el sistema de riego por acequias y persiste la figura del “tomero” que distribuye puntualmente el agua de las tomas entre los establecimientos. Todo aquí conserva ese aire de otros tiempos, tan buscado por quienes añoran las fincas con sabor de tierra adentro. Empezando por el edificio “San Javier” –construido en 1890 según reza la fachada– donde también funciona el restaurante Terruño. Nos recibe Patricia Ortiz, propietaria de la finca, junto con su esposo Jorge. Gruesas paredes de adobe, típicas de la zona, para dar batalla a las temperaturas extremas; pisos de pinotea y calcáreos; puertas altísimas con banderolas y postigones que se abren a la galería y el jardín que precede a las viñas; muebles de madera lustrosa; patio florecido de glicinas y espliegos, y más allá un grupo de palmeras donde anidan churrinches y cotorras. En contrapunto con el sosiego de sus muros centenarios Club Tapiz brinda una propuesta muy actual llamada Follow the Leader, que consiste en seguir a los que saben y hacer lo que hacen ellos, una manera divertida de integrarse a la vida cotidiana de una finca mendocina. Según la época del año, los huéspedes –munidos de sombrero, canasta y tijeras– pueden participar en la poda, la atada, el raleo, los desbrotes, el deshoje, el recorte y la selección de racimos que culmina en la cosecha. Una cosecha “hecha a mano” en todas sus etapas. Y si no toca uva, tocarán aceitunas. Porque Tapiz cuenta con una de las mejores olivícolas del país, equipada con tecnología de última generación. Allí nos recibe Sebastián Correas, especialista en aceites y espumosos, con una humilde advertencia: “El aceite de oliva no lo hacemos nosotros; lo hace la planta, en la aceituna. Nuestra tarea es, entonces, arruinarlo lo menos posible”. Después nos enteramos de que se necesitan siete u ocho kilos para elaborar un litro de aceite, que los faraones egipcios ya conocían la producción industrial, que los olivos de Jaén que cantara Miguel Hernández tienen más de 7000 años, que fue el único aceite vegetal de uso comestible hasta 1920... Y como Tapiz produce actualmente cuatro variedades de aceite de oliva –la toscana frantoio; arauco (única no europea, una riojana aguerrida que sobrevivió al corte de viñedos y olivares ordenado por los conquistadores españoles en retirada); y las peninsulares arbequina y manzanilla–, nos concentramos en degustarlas a piacere mientras esperamos que lleguen las aceitunas recién cosechadas para el prensado.
Datos útiles
Entre Cielos
Guardia Vieja 1998, Vistalba.T: (0261) 498-3377.www.entrecielos.com
Inspirado en la arquitectura de Le Corbusier y Niemeyer y enmarcado por ocho hectáreas de viñedos, incluye desayuno buffet, ipads para uso en áreas públicas, pileta de natación externa con jacuzzi climatizado y estacionamiento. Consultar tarifas para temporada baja, del 13 de abril al 12 de octubre. Los paquetes más solicitados en el Hamam van de $ 1.180 a $1.620. No admiten niños menores de 12 años.
Katharina (Entre cielos)
Guardia Vieja 1998. Vistalba.T: (0261) 498-3377.
El chef mendocino Gastón Priori combina los mejores secretos de la cocina cuyana con un toque internacional. Imperdibles la ensalada de cítricos con palta y blackambert (camembert con tinta de calamar) y el salmón rosado con hinojo confitado y ensalada de legumbres. Además de la selección de excelentes vinos mendocinos, la finca produce su propio Malbec: Marantal. Mediodía y noche, con reserva.
Club Tapiz
Pedro Molina RP 60 s/n, Maipú.T: (0261) 496-4815.clubtapiz@tapiz.com.ar. www.club-tapiz.com.ar
Siete habitaciones clásicas y funcionales. Restaurante, piscina, spa, sauna, ducha escocesa y biblioteca con vista a los viñedos. Promoción 3x2 en temporada baja (de mayo a agosto inclusive). Otra opción, ideal para familias o grupos de amigos, es alquilar la “Casa Zolo”, otrora residencia del gobernador de Mendoza. Construida en 1920, con reminiscencias renacentistas, tiene cuatro habitaciones, vista al Cordón del Plata, huerto de lavandas y pileta propio.