Los aumentos registrados en la carne vacuna durante los meses de diciembre y enero se asocian a una "lisa y llana especulación" de los frigoríficos y la comercialización concentrada, de acuerdo con un trabajo difundido por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), cercano al gobierno nacional.
El precio de la carne fue uno de los principales disparadores del enojo del presidente Alberto Fernández en las advertencias al campo para bajar los valores. "No se le puede cobrar a un argentino el asado a valor alemán", declaró no bien se conoció la fuerte suba experimentada en diciembre.
Durante enero, el gobierno cerró un acuerdo con frigoríficos para ofrecer ocho cortes de carne a valores populares.
"La ventana de oportunidad que ofrece el mes de diciembre por la celebración de las fiestas se tradujo en una lisa y llana especulación, con suba de 20%, que se mantuvo, aunque en un nivel inferior, en enero (y se percibió incluso en noviembre)", señala el trabajo de la entidad.
En el caso de la carne, es importante mirar hacia el lado de los "frigoríficos y la comercialización concentrada", destaca el informe, que sugiere la necesidad de desacoplar o desenganchar el precio internacional del precio local.
El trabajo del CEPA también reconoce la tracción de la demanda de China y el aumento del maíz como factores centrales para la suba del 75% que registró la carne vacuna durante el año pasado.
Este hecho se combina con "el aumento de uno de los insumos de la carne vacuna, el maíz, que tiene una incidencia menor en la carne vacuna (8%), pero significativo en otras producciones como el pollo, la leche o la producción porcina.
Y adicionalmente, los novillos actuaron, en el segundo semestre de 2020, como reserva de valor impulsando el precio al alza".