Solo tres países están autorizados a exportar sorgo a China: Australia, Myanmar y Estados Unidos, que obtuvo esa preferencia el año pasado. Argentina podría ser el cuarto proveedor.
Las necesidades de China de conseguir cereales para transformarlos en carne abre el abanico de posibilidades comerciales hacia otros productos.
El límite impuesto por la Organización Mundial de Comercio (OMC) a la importación de maíz por parte de China acrecentó en los últimos años el negocio exportador del sorgo.
En el marco de un acuerdo consolidado en la OMC, China tiene una cuota anual de importación de maíz de 7,20 millones de toneladas, que es distribuida por el Estado entre diferentes importadores. Una vez excedida la cuota, sólo es posible efectivizar importaciones de maíz con aranceles tan elevados que hacen inviable la operación.
Debido a esta circunstancia, el gigante asiático se convirtió en tiempo récord en el primer importador mundial de sorgo, al que valoró como una opción para su procesamiento.
“El atractivo del sorgo radica en que no está sujeto a un contingente arancelario, que no es considerado un grano esencial para la seguridad alimentaria en China y, además, que sólo se le aplica un derecho de importación del dos por ciento”, según precisa un informe de la Embajada Argentina en China.
670 dólares la tonelada
Ese fue el valor que alcanzó el sorgo en el mercado chino durante la campaña pasada, debido a la caída en la producción interna. En condiciones normales, el cereal tiene un precio de 400 dólares. El incentivo que generó el precio llevó a los productores chinos a aumentar el área sembrada. Según la Embajada argentina en China, la última cosecha fue de 2,6 millones de toneladas, 30 por ciento más que la anterior.