La soja empieza a cerrar el año con precios récord, impulsados por el clima seco en América del Sur, la mayor demanda china y la previsión de menores stocks para la próxima campaña, entre los principales factores.
En los primeros meses del año, el escenario para este cultivo indicaba una gran producción en Estados Unidos, uno de los principales jugadores junto a Brasil y Argentina, situación que sumada al conflicto comercial entre chinos y norteamericanos, generó una tendencia bajista en las pizarras de Chicago.
En el último trimestre de 2020, el valor de la oleaginosa superó la barrera de los USD460 la tonelada, el mejor registro desde mediados de 2014. En este contexto, los USD500 por tonelada aparecen cada vez más como una posibilidad concreta.
En diálogo con BAE Negocios, el consultor Sebastián Salvaro, Co-Founder de AZ Group, agrupó en tres factores centrales las razones para entender el incremento en la cotización del cultivo, que entre marzo y diciembre registró una suba de USD140.
Salvaro señaló que a principios de año, las predicciones de cosecha y stocks en Estados Unidos eran elevadas, situación que sumado al prolongado conflicto comercial entre chinos y norteamericanos hacían prever un alto volumen de producción y exportaciones restringidas, un combo bajista para la soja.
A mitad de año, y con la pandemia golpeando a la economía mundial, el escenario cambió.
Por un lado, las predicciones de crecimiento del PBI chino pasaron a ser favorables, el conflicto comercial entre las dos potencias había bajado sus decibeles y la cosecha norteamericana no fue buena. "China empezó a comprar mucha soja a Estados Unidos y ahí empiezan a aparecer los datos alcistas", sostuvo.
En segundo término, el combustible que impulsó esta suba se debe buscar por el lado del sector financiero. En un año convulsionado en materia económica, Salvaro señaló que las políticas fiscales y monetarias expansivas aplicadas a nivel global se reflejaron en un exceso de liquidez, con baja de tasas. "En este escenario, el resguardo en comoditties por parte de los fondos de inversión ha sido una salida habitual", remarcó.
El tercer factor de peso en esta ecuación radica en el clima seco en América Latina. En el último trimestre del año, tanto Brasil como Argentina transitaron un inicio de campaña gruesa con un severo déficit hídrico, que podría extenderse a enero y febrero, período crítico en el desarrollo de soja, maíz, girasol y sorgo. "Esto da fortaleza a los precios, más allá de los derechos de exportación", agregó.
En la última semana del año, la cotización de la soja en Chicago, después de siete jornadas consecutivas en alza, registró ayer una baja de USD3,03 y el contrato Enero 21 cerró en USD461,23. De acuerdo a la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el avance de las negociaciones por el conflicto en el puerto de esa ciudad ejercieron una presión a la baja sobre los precios.
Por Andrés Lobato