El "dólar soja" amenaza con escribir nuevos capítulos. Van y vienen rumores de que se extendería hasta fin de año y hay pedidos para llevarlo al menos hasta octubre. El USDA sumó un ingrediente más a este rompecabezas.
Fue un comienzo de semana intenso. En un twit el propio secretario de Agricultura se vio obligado a desmentir los rumores: "Tal como dijimos desde el primer día, el régimen cambiario adoptado este mes es transitorio y no se prorrogará. No alimentemos fake news", afirmó. Es que en un contexto de soluciones parciales y apuradas por las circunstancias todo es posible, y el productor duda. Este gobierno ha pasado de honrar el espíritu de Sierra Maestra y defenestrar al Fondo Monetario Internacional a ponerse en la vereda de enfrente sin término medio. ¿Esta nueva postura durará, porque el núcleo más radicalizado guarda silencio? ¿Tendrá continuidad en el tiempo, considerando que en unos meses más habrá que empezar a activar la campaña para 2023, con todo lo que eso significa en términos de gasto?
La actividad agropecuaria exige planificación y presupuestación. A días de la nueva temporada de gruesa se discute cómo se van a pagar los alquileres. Nadie tiene idea con qué tipo de dólar va a poder vender su cosecha, lo cual complica todos los compromisos que deben tomarse producto de la operatoria normal. El productor es el eslabón más débil de la cadena. Ya sabe que el precio que recibe mejora con esta paridad consentida, pero no todo lo que debiera. El FAS teórico de la Bolsa de Rosario indicaba el martes u$s 388.96; con un dólar de $ 200 son $ 77.792. Hay una diferencia que se pierde en el camino y no llega a los bolsillos del agro.
Mientras tanto, a comienzos de semana el USDA dio a conocer su informe mensual de oferta y demanda correspondiente al mes de septiembre, y sin dudas la gran sorpresa quedó en manos de la soja. Nadie esperaba nada en la previa, y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos se despachó con un recorte del rendimiento promedio país y de las hectáreas por cosechar, con lo cual redujo la producción esperada en 2022/23 a algo más de 119 millones de toneladas, unos 3 millones de toneladas menos respecto de lo que calculaba el inversor. Obviamente esto ajustó aún más los stocks finales proyectados para la oleaginosa.
La reacción del mercado no se hizo esperar, como cada vez que el USDA sorprende a propios y extraños con sus determinaciones. El poroto cerró con mejoras del orden del 5%, para las posiciones cercanas. En tanto, las posiciones con las que concluye el presente año y se inicia 2023 se llevaron subas en torno de los u$s 15. Todo esto mientras aquí corrían rumores de que el dólar a $200 se podía prorrogar hasta fin de año. Al cabo, las posiciones que cierran 2022 en el MATba y marcan el comienzo del año siguiente cerraron con mejoras apenas por encima de 1 dólar, y lejos de los u$s 10 que ganó la posición cercana, en lo que parece haber sido una respuesta a la idea de extender el dólar soja hasta fin de año.
En el medio la Federación de Acopiadores de Granos envió una carta al ministro Massa, en la que solicita prorrogar, de manera inmediata, el estímulo a las ventas de soja con destino a la exportación hasta el 31 de octubre de 2022. "De esta manera la oferta se podrá encauzar en volúmenes mejor distribuidos en el tiempo y así lograr que los vendedores reciban el precio de un mercado más representativo", sostiene la carta. Habla de ponerle límites a ese dinero que el productor no está cobrando, con rangos en torno de los u$s 30-40/tn.
¿Será posible terminar con este tema simplemente estirando la vigencia del dólar soja? ¿Qué pasará con todas las otras actividades que se verían perjudicadas por esta medida? ¿Qué sucederá con los precios de otros cereales y los valores de alquiler?
Si todas son dudas fronteras adentro, el USDA hizo su aporte involuntario a la confusión general. Sus nuevos números parecen anticipar que hacia el último mes del año y comienzos del siguiente podemos tener precios muy interesantes, porque una vez que pase la cosecha quedará al descubierto que estamos ante la relación stocks/consumo más baja desde 2013/14, en medio de una campaña que promete ser muy complicada para Sudamérica. ¿Capturar la zanahoria o esperar la recompensa que parece prometer el mediano plazo, si el gobierno lo permite? Habrá que echar mano de una corazonada, las certezas brillan por su ausencia.