El Gobierno pretende avanzar en un proyecto de ley para fiscalizar el uso del suelo que hacen los productores. Además, buscaría que éstos presenten un plan de siembra que garantice la sustentabilidad de este recurso.
El año pasado, cuando el hoy presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, todavía ocupaba el Ministerio de Agricultura, técnicos de ese organismo se pusieron a trabajar en esta materia. Ahora eso se está haciendo con el equipo técnico del ministro de Agricultura, Norberto Yauhar, y tiene una pata de trabajo en el Congreso. En este último lugar quien se puso al frente de la iniciativa es Luis Basterra, presidente de la Comisión de Agricultura de la Cámara baja y diputado nacional por el kirchnerismo de Formosa.
"La idea es avanzar en la posibilidad de una ley que se oriente hacia el uso sustentable y la preservación del recurso suelo. Estamos impulsando un debate donde la idea es que concluya con un ordenamiento legal de su uso".
Basterra ya estuvo reunido con referentes técnicos de la producción y de la Federación Argentina de Ingeniería Agronómica para buscar consenso con el fin de avanzar en una ley. Según explicó el legislador, se está trabajando en un proyecto en el que el productor se comprometa a "presentar un plan de siembra que garantice la sustentabilidad del recurso".
En la Argentina, en el último ciclo se sembraron 18,6 millones de hectáreas con soja y casi 4,9 millones con maíz (entre grano comercial y el destinado a ganadería). Hoy la relación soja/maíz es de 3,8 a 1, cuando hace diez años era de 3 a 1.
Lejos de equilibrarse, esta brecha se profundizaría aún más en la próxima campaña, si se confirma una baja intención de siembra entre los productores. La intervención del Gobierno en el mercado, que se vino sucediendo en los últimos años, conspira para que el maíz pueda tener una relación más equilibrada con la soja. Para comparar, en los Estados Unidos la relación entre soja y maíz es de casi 1 a 1.
"Estamos trabajando para generar un marco normativo para el suelo", precisó Basterra.
Por lo que trascendió, si el productor tuviera que presentar un plan de siembra, serían las provincias quienes en última instancia se encargarían de aprobar o no lo que dice el productor. "Por ser un recurso natural, serían las provincias quienes deberían aprobar el uso", detalló el presidente de la Comisión de Agricultura de Diputados. "Lo que se va a tener que garantizar es que la práctica que se hace no degrade el suelo", agregó el legislador. El productor tendría que presentar un plan de lo que piensa hacer en el campo, que luego tendría un seguimiento de parte de las autoridades.
Con más de cien años de agricultura, los suelos de la pampa húmeda fueron perdiendo con la labranza convencional nutrientes y materia orgánica.
Precisamente, según Basterra, se quiere evitar una profundización de este problema. La siembra directa, que consiste en sembrar sin remover el suelo, ayudó a la recuperación de suelos degradados.
Sin embargo, el monocultivo de soja, sin rotación con otras especies, no es visto como una agricultura sustentable a largo plazo. "En algunos casos, hay una caída evidente de la materia orgánica", señaló Basterra.
Debate profundo
El presidente de la Comisión de Agricultura precisó que la intención oficial es que un proyecto en esta materia salga luego de un "profundo debate" y con "un amplio consenso" entre los participantes.
En 2011, el uso de fertilizantes en la Argentina se ubicó en poco más de 3,7 millones de toneladas, una marca levemente superior a 2007, cuando había sido récord.
No obstante, con un país que ya está apuntando a consolidarse en una cosecha de más de 100 millones de toneladas -pese a la sequía de este año, volvió a alejar a la producción de esa cifra-, para los expertos la Argentina ya tendría que estar consumiendo 5 millones de toneladas de fertilizantes por año.
18,6 millones de hectáreas es la superficie sembrada en la última campaña con soja en la Argentina.
4,9 millones de hectáreas es la superficie destinada al cultivo de maíz, en una relación desfavorable de 3,8 a 1 con la soja.
3,7 millones de toneladas fue el consumo de fertilizantes de los productores argentinos en 2011. Calculan que debería ser de 5 millones