Ricardo Buryaile acaba de ser designado por el presidente electo Mauricio Macri como ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca del próximo gobierno nacional. Será secundado por Ricardo Negri como secretario de Agricultura (actual coordinador agroindustrial de la Fundación Pensar y ex líder de la unidad de Investigación y Desarrollo del Movimiento CREA).
Buryaile es formoseño, empresario ganadero y diputado nacional por la UCR desde diciembre de 2009. Va por su segundo mandato. Desde que asumió la labor legislativa, la gestión de la empresa familiar –un establecimiento dedicado a la cría bovina– está en manos de Félix Fernández.
“Félix, desde muy pequeño, vendía diarios en la esquina de la casa de mis padres, donde solía ir a desayunar. A los siete años mis padres se hicieron cargo de su educación. Se recibió de médico veterinario en la Universidad Nacional del Nordeste” recordó Buryaile.
“Cuando se recibió de veterinario, le ofrecí ayuda para conseguir trabajo y me dijo que deseaba trabajar en la empresa de cría porque consideraba que eso era suyo también; actualmente tiene además clientes particulares en la zona”, añadió.
Como criador debe considerarse un sobreviviente del proceso de liquidación de rodeos ganaderos registrado entre 2007 y 2010…
RB: Sí, con no pocas secuelas. Una cosa es el criador de la zona pampeana, que suele estar integrado o tener parte del área agrícola, y otra es un criador en Formosa. Nosotros tenemos un biotipo de hacienda, el cruza, que está destinado a producir animales para exportación. Si bien se ha bajado la sangre indica y estamos llegando casi a un nivel cuartino, bastante mestizado, como le decimos nosotros, lo cual trae otros problemas. Pero el gusto del argentino es otro…
Animales livianos…
RB: EN los ’90, que fue una época muy complicada para las empresas de cría, vendíamos terneros de 90 kilos de peso para hacer “ternero bolita”; los vendíamos así por necesidades financieras. A partir de 2006, con la destrucción del sector (cárnico) exportador, volvieron las complicaciones. Argentina tiene un modelo de desarrollo a una distancia de unos 500 kilómetros de Rosario; a medida que nos alejamos de las terminales portuarias, los problemas se agravan. Una herramienta para terminar con eso sería implementar un seguro agrícola subsidiado, que el actual gobierno (kirchnerista) no está dispuesto a implementar, a menos que sea con un nuevo impuesto.
Después de tantos años en la Cámara de Diputados, ¿qué saca en limpio de la experiencia legislativa?
RB: Me frustra no poder debatir muchos temas transcendentes: desde la resolución 125 (año 2008) a esta parte, el gobierno no corre más riesgos con debates públicos. Se hacen tratamientos express en el Congreso y el objetivo es que nadie o pocos se enteren de lo que se está aprobando.
Tal como sucedió a fines del año pasado con el convenio económico con China aprobado en el Senado…
RB: Lo que menos se promueve es la generación de valor agregado genuino con un convenio de esas características. Además está la impotencia de no poder tener negociaciones políticas. Yo, por ejemplo, estoy convencido de que muchos de los problemas del agro se resuelven con un seguro agrícola subsidiado por el Estado. En períodos de desastres climáticos, cuando muchos no logran cubrir los costos, se necesita un mecanismo que ayude a asegurar la inversión de la campaña siguiente. Quisiera poder discutir algo así en el Congreso, pero no podemos hacerlo y es algo frustrante.
Eso ocurre porque el oficialismo tiene mayoría propia en ambas cámaras y no le interesa debatir propuestas de opositores.
RB: Salgamos del tema agropecuario. Hablemos del proyecto de reforma del Código Civil, el convenio con Irán, el convenio con China y otras cuestiones de Estado que se extenderán más allá del actual gobierno. Esas cuestiones se aprobaron con la mayoría del oficialismo. ¿Cuál es la razón por la cual yo no querría aprobar una reforma del Código Civil? ¿Por qué no nos incluyen en el debate? El tema es que, dentro del proyecto de reforma del Código Civil, se incluyó la eximición de responsabilidad del Estado (Ley 26.944). El “caramelo” viene con el “veneno” adentro.
¿Cree que la Argentina podría llegar a tener en algún momento una representación gremial como la existente en Brasil con la Confederação da Agricultura e Pecuária (CNA), que es financiada de manera obligatoria por todos los empresarios agrícolas ?
RB: Lo que se hace en las entidades agropecuarias se hace para todos los productores, aporten o no. Por otra parte, una dirigencia agropecuaria –como cualquier otra– necesita contar con las herramientas necesarias para ser efectiva. Los productores son uno de los eslabones menos poderosos de las cadenas de valor agropecuarias justamente por tener dirigencias sin recursos. Nosotros deberíamos tratar que eso sea distinto. Conozco excelentes dirigentes agropecuarios, pero llegan a las entidades (gremiales) y no tienen para pagar el teléfono.
Cuando era dirigentes de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) ¿pagaba muchas cosas de su bolsillo?
RB: Así es. Y además uno descuida sus cosas: esa es la otra parte de la historia. Entonces tenés que explicar a tu familia que lo que hacés es por tener vocación de servicio. Y no te miran muy bien. Muchos conocieron cómo trabaja las entidades gracias al conflicto generado por la resolución 125.
¿Cómo lo acompaña su familia?
RB: Cuando sos dirigente agropecuario, tu familia le poner el cuerpo a tus ausencias y a tus sueños. Cuando entrás a la actividad política, la familia se compromete mucho más, porque en ninguna parte del mundo, y menos en la Argentina, los políticos están bien vistos; y además es necesario lidiar con muchos intereses ocultos; en la provincia de Formosa, por ejemplo, se le paga a supuestos periodistas para difamar. Mi esposa y mis hijas no puede escuchar radio por las barbaridades que dicen sobre mi persona. Pagan a personas para que realicen pintadas en la calle con difamaciones. La gente que te conoce sabe que no es así, pero ¿y la que no te conoce?