El progreso en materia de manejo de los ambientes agrícolas avanza a pasos agigantados. La impronta AgTech modifica algunos criterios y obliga a replantearse otros. Aparecen conceptos como la secuenciación del ADN de un suelo a través de la metagenómica, junto con tecnología para el ajuste de las herramientas de la agricultura de precisión, en su mayoría desconocidas para el grueso de los productores del planeta.
Se trata de nuevos conocimientos que pueden afectar las decisiones, desde la selección de la rotación hasta la elección de los materiales genéticos, los tratamientos fungicidas de semillas, el control de enfermedades, las concentraciones de rizobios y el manejo del fósforo y del nitrógeno.
Trace Genomics es una empresa de Iowa, Estados Unidos, especializada en Agronomía, que basa sus servicios en lo que llama "el mapeo de ADN del suelo". Su producto estrella integra información específica de biología, química y carbono para generar más de 10 millones de puntos de datos en todos los campos en los que se aplica. El objetivo es brindar información detallada sobre la salud del perfil. "Es muy similar a un análisis de sangre completo en un ser humano", dicen desde la empresa.
La compañía ha recurrido a la biología computacional, el aprendizaje automático e incluso las ciencias del suelo. Los algoritmos de biología computacional han avanzado hasta el punto de que es posible identificar los microorganismos presentes en el perfil y los científicos pueden descubrir su impacto en un cultivo. Esto es realmente importante, especialmente en términos de colocar los productos adecuados allí donde se los necesita. Se cree que las menores expectativas de ingresos que hoy rodean al agro podrían alentar a los agricultores a buscar soluciones de precisión para proteger sus márgenes.
Paso a paso
El proceso comienza extrayendo ADN de múltiples muestras de suelo tomadas del mismo campo. Ese ADN se convierte a un formato que puede ser leído por un secuenciador. Los puntos de datos resultantes se mapean con un conjunto de referencia de organismos y funciones en el suelo, creando indicadores que los productores pueden utilizar para tomar decisiones. "Determinamos quienes están presentes en el perfil y qué funciones cumplen en el suelo".
La compañía tiene bases de datos en todo Estados Unidos y Canadá. Informa a sus clientes si sus números son altos, medios o bajos para cada indicador, en función de los cultivos que se llevan a cabo en los establecimientos de su región. El productor y su asesor determinarán luego si necesitan tomar alguna medida.
Es muy mencionado el caso de la pudrición de la raíz por Aphanomyces. "Si todos los productores de una determinada región supieran dónde tienen este hongo, ¿alguna vez cultivarían legumbres en esos campos? No lo harían porque el riesgo es tan grande que si se contrae una infección, acaba con la cosecha. Lo mismo con otras dolencias o plagas", explican los técnicos de Trace Genomics.
Seguramente se seguirá progresando en el uso de la ciencia de datos para activar los conocimientos ocultos en el perfil, junto con la genómica de alta definición para decodificar y catalogar el entorno del suelo. El avance que implica esta metodología es notable, si bien de todas formas se considera dudoso que la secuenciación del ADN reemplace rápidamente los métodos actuales basados en la química para analizar el perfil. En unos años más la historia puede ser muy distinta.