Carne

Recría a campo: ¿Alcanza?

Es frecuente en la Cuenca del Salado que las recrías se desarrollan sobre campos de baja a mediana calidad, siempre inferiores en cuanto a lo que en realidad esta categoría requiere. Veremos más tarde, que esto impactará de manera relevante en el resultado económico de la empresa, a la hora de elegir animales que luego se terminaran a corral, ya que las recrías con bajas ganancias de peso individuales necesitarán mayor cantidad de días a corral para lograr su terminación.

Mientras las recrías desarrollen en pasturas de baja calidad, la suplementación permitirá aumentar la eficiencia individual de los animales en crecimiento y engorde, intentando equilibrar los nutrientes que faltan. El campo natural posee generalmente un tipo de producción forrajero de tipo primavera-verano-otoño, con una gran estacionalidad de la producción y que interrumpe su ciclo con el inicio de los primeros fríos de junio. Es así que con las bajas temperaturas, los niveles de proteína y digestibilidad de la MS alcanzan sus mínimos. Justamente en este tipo de pastizales, la proteína es el nutriente a suplementar y el que limita la respuesta animal durante el invierno.

Concentraciones de proteína menores al 7% generan un déficit de amoniaco en rumen que no alcanza para lograr un desempeño óptimo de las bacterias ruminales y entonces disminuye la tasa de digestión y crece el tiempo de retención de los componentes fibrosos en rumen provocando una limitación al consumo por efecto llenado. Precisamente el aporte de una suplementación proteica lograra estabilizar el amoniaco ruminal, permitiendo trabajar a las bacterias que digieren la fibra y finalmente mejorar la tasa de pasaje para así revertir ese menor consumo que se daba sin un aporte extra de fuentes proteicas.

Cuando suplementamos, es importante tener presente el pasto que el animal deja de comer y que se da generalmente cuando entregamos una cantidad mayor al 0,7% del peso vivo. Es que cuando exageramos con el suplemento, provocamos una disminución de pH ruminal que afecta la flora capaz de degradar la fibra y entonces conseguimos el efecto contrario al buscado: o sea, un menor consumo porque reducimos la tasa de fermentación y el pasaje de fibra. De modo que lo que se debe lograr es el equilibrio entre la oferta de suplemento y la pradera ofrecida, para lograr buenas ganancias de peso individuales y la máxima eficiencia de conversión por kg de suplemento entregado. Es así que con un aporte de 300-400 gs de PB diaria y con una oferta de pasto suficiente, lograremos mejorar las ganancias de peso. Pero lo importante a la hora de elegir el suplemento ideal a entregar, es la lenta liberación de Nitrógeno en el rumen y que complemente la acción de la degradación de la fibra.

El gráfico de Pereda et al. (2007), muestra lo que sería el modelo original para las recrías de machos.

Pero es común que en el campo se entienda que la única suplementación es la de maíz para lograr incrementos de peso en los animales. Precisamente y si disponemos de pasturas de baja calidad, suplementar con granos genera un efecto inverso al buscado sobre la tasa de digestión de la fibra, haciendo más lento su pasaje por rumen y con ello, limitando el consumo. Lo que pasa es que el almidón de los granos pasó a ser el único nutriente volcado al rumen, generando un aumento considerable de la flora amilolitica, con la consecuente baja del pH y de la flora celulolitica que degradaba el pasto.

Para tener en cuenta: la mejor respuesta animal a la suplementación proteica se da cuando la oferta de forraje no está limitada; y esto es lo que pasa generalmente todos los inviernos. Para revertir esta situación, se deben reservar los lotes a usar durante el invierno y durante 60 días (entre febrero y marzo) previa desmalezada para eliminar el remanente seco del verano y promover el crecimiento del “verde”. Ya al momento de comer estos lotes reservados, evaluamos la disponibilidad de forraje (kg de MS/ha) y calculamos la carga animal, en función de la oferta en kg MS/animal. Entonces tendremos que si disponemos de 5000 kg MS/ha, con una oferta de 3000 kg MS/animal, la carga será de 1,6 animales/ha. Estas cuentas se definen antes de entrar a las praderas y acompañan la suplementación que se hará desde mediados de mayo hasta septiembre, permitiéndonos aumentar la carga sin afectar la ganancia de peso individual.

En el caso particular de los terneros que provienen del destete precoz, cuando salen de los corrales y pasan a lotes con adecuada oferta forrajera, deben continuar con el mismo balanceado 18% PB que utilizaban en el corral, al menos durante una semana y antes de pasar a una ración mezclada en el campo que permita bajar costos y darle mejor uso a los alimentos elaborados en la empresa. Esa suplementación al 1,5% del peso vivo debe seguir hasta los 120 kg de peso vivo del animal.

En general, el suministro se entrega en forma diaria y es común también que se haga solo una vez al día, sobre comederos con unos 30 a 50 cm de frente por animal, dependiendo siempre del tamaño de ellos. Habrá que garantizar que todos coman a la vez al momento de la entrega, de manera que la cantidad de comederos o el largo de los mismos, deberá contemplar este aspecto.

Vemos en el cuadro el efecto que tiene una buena recría sobre la posterior performance en el feed lot:

Se puede observar que el animal bien recriado necesitó casi la mitad del tiempo a corral para lograr su terminación. Además, una recría bien alimentada, aprovecha el mejor momento del animal para convertir pasto en carne y su bajo peso medio de existencia (PME), asegura una alta carga y producción.

Una posible estrategia para “llevar” las recrías podría ser:

- Buen plano nutricional hasta tres meses post destete (ADPV= 0,7 kg/d)

- Disminuir la marcha por tres-cuatro meses (ADPV= 0,4 kg/d) para no engrasar y aumentar peso final (época de salida)

- Pastura en primavera (ADPV= 0,8 kg/d)

- Feedlot los últimos 75 días, para asegurar terminación, mayor rinde y no superponer categorías.

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