Esta vez sí, el vaticinio se hizo realidad. El mundo “se le vino encima” a la Argentina, según la profecía –ahora autocumplida– que venía ocupando el relato oficial desde la crisis de la banca estadounidense Lehman Brothers de fines de 2008 y que en los últimos meses acaba de pellizcar fuerte a la economía local con la caída de los granos.
Aquel vaticinio, que buscaba disimular falencias y problemas económicos internos, se cumplió casi seis años después. Así, el 2014 se hará notar por haberse frenado el “viento de cola” que durante largo tiempo sopló a favor.
Por este factor, el de la caída de los precios internacionales de la soja y del resto de las commodities , será recordado el año que se va. Los cambios en los precios relativos internacionales, no obstante, estarían abriendo las puertas a nuevas oportunidades y desafíos a las cadenas agroalimentarias. La baja de los granos ubica en una posición expectante para las inversiones en los derivados (carnes, lácteos, energía), aunque eso amerita un análisis abarcativo de todas las variables, y no sólo de una de ellas.
Mirada desde adentro
La baja de los granos fue un dato del contexto al que aludieron esta semana protagonistas del complejo agroindustrial durante la entrega de los premios al empresario destacado que organiza La Voz del Interior.
Con algunos de ellos, La Voz del Campo dialogó con miras a realizar un balance y trazar las perspectivas que se presentan hacia adelante.
“La realidad de los precios internacionales está marcada por varios factores pero, fundamentalmente, por cuestiones de oferta y demanda; la súper producción de maíz y soja en Estados Unidos; las cosechas de Brasil y Argentina, hacen que tengamos sobreoferta, y los demandantes lo saben”, señaló como primera cuestión José María Borleto, productor agropecuario del norte cordobés.
Pero Borleto salió al cruce de algunas proyecciones que aluden a una caída de la superficie sembrada en el país, y que los más pesimistas sitúan cerca de dos millones de hectáreas, una cifra que representaría el 10 por ciento de lo que sólo ocupa la soja. “Yo creo que no van a quedar hectáreas sin sembrar; no porque haya rentabilidad en todas las opciones, sino porque el 60 por ciento lo sembramos quienes no tenemos tierra y no podemos dejar el contrato y el año que viene lo toma otro”, razonó Borleto.
“De tal manera que sembrará más soja, menos maíz, ya está probado, algo de pasturas y praderas en ganadería, que es un poco lo que hay que mirar con más detalle para los próximos cinco años, pero es imposible en la Argentina dejar suelos fértiles sin sembrar. E incluso los suelos de menor productividad pienso que van a ser sembrados particularmente con soja”, describió.
Por otro lado, rechazó la hipótesis de que las ventas de soja se incrementaron en noviembre debido a que la política monetaria logró frenar las expectativas de una devaluación. “Debemos tener en cuenta que el 90 por ciento de la siembra de granos gruesos se realiza en esta época y hacen falta insumos, semillas y gasoil. Entonces la gente vende a 2.400 pesos la soja porque no tiene dinero para sembrar. Apenas pase diciembre vamos a estar de nuevo sentados arriba de los silos, no porque eso sea lo conveniente, porque nadie lo sabe, sino porque el productor observa a mediano plazo. Yo siembro con un gobierno que va a ser el mismo que cuando cosecho. Entonces tengo que estar pensando en la cosecha de diciembre del año que viene que, se supone voy a tener otro gobierno, y no siempre da la seguridad que va a ser distinto que esto, porque los impuestos hay que cobrarlos”, evaluó.
La lechería no crece
“Al 2015 entramos golpeados, debilitados, porque venimos padeciendo un bajo nivel de producción como consecuencia de situaciones climáticas y ahora con el fuerte impacto de la caída de los precios internacionales”, resumió el escenario lechero el titular de Manfrey, Ercole Felippa.
“Esa tendencia debería ir modificándose a partir del segundo trimestre del año que viene porque con una leche en polvo de 5.000 dólares la tonelada cualquiera produce; con una debajo de los tres mil dólares probablemente muchos actores internacionales no estén en condiciones de competir con esos valores”, se ilusionó.
Al analizar la baja de los precios del maíz, Felippa reconoció que “pocas veces se tuvo una relación tan favorable”.
“Pero –observó– a esta actividad no la podemos evaluar por el comportamiento de un período muy corto de tiempo. No olvidemos que venimos de un largo período en el cual el valor de la soja estuvo alto y el 40 por ciento de la leche se produce en tierras alquiladas (a valor soja). La oferta de proteínas para la alimentación animal sale de la soja y la relación de precios hasta hace poco tiempo no era tan favorable como ahora”, reparó.
“Estamos entrando en un año con muchas expectativas, pero no entramos tan fortalecidos”, resumió Felippa, quien además subrayó que “la gran pregunta” a hacerse es por qué la actividad no crece y se mantiene más o menos en los niveles de 15 años atrás (unos 11.500 millones de litros anuales), pese a contar con un potencial intacto para competir y producir a menores costos en el escenario internacional.
Consideró que el Gobierno, en lugar de marcar la cancha para que existan incentivos productivos, optó por condicionar los precios, las exportaciones, lo que terminó afectando al eslabón más sensible de la cadena.
Trigo con valor agregado
Otro de los consultados fue Eduardo Bersano, titular de Artemisa, una agroalimenticia que conecta la producción propia de trigo con sus derivados, en particular la industrialización de pastas secas. “Este ha sido nuestro primer año de la integración; la producción de trigo en la zona fue bastante buena y nos estamos posicionando. Si bien no es el mejor año para vender porque todos nuestros clientes son muy cautos a la hora de comprar, las perspectivas para 2015 son muy buenas. Ya tenemos acopiada en la planta la materia prima de propia producción para los próximos meses. Industrializando el trigo podemos triplicar el valor de la tonelada llevada a la góndola”, apuntó Bersano.
Por ahora, la mayor parte de la producción va a mercado interno, con una porción menor al mercado de Bolivia.
Bersano admite que la política de precios favorece a la industria de molienda. Pero, ubicándose “del otro lado del mostrador”, el del productor primario, este se ha visto afectado y por eso redujo el área sembrada. “Nos ha pasado que no alcanzaba la producción y teníamos que pagar fortunas por el trigo. Llegó a valer tres mil pesos y hoy está en mil; entonces eso genera desincentivo. El año que viene, si no tenemos buenos precios o no hay perspectivas, no se siembra y volvemos a tener el mismo problema. No entiendo mucho de macroeconomía, pero hay algo que no funciona bien”, evaluó. “Tenemos el pan caro y hoy el trigo barato; eso al productor, indudablemente, no lo incentiva a que siembre, y tendríamos que producir por lo menos el doble; le podríamos vender a todo el mundo. En el caso nuestro, que le damos valor al trigo, nos va muy bien, pero para quien sólo siembra no es muy bueno. El escenario de hoy no es excelente”, opinó el empresario.
Márgenes agropecuarios
Declive. El resultado económico de las actividades agrícolas predominantes en el área de influencia del Inta Marcos Juárez empeoró en los últimos siete meses. El Inta analizó las variables entre marzo y la primera quincena de noviembre de este año.
Ingresos. Los datos arrojaron un comportamiento homogéneo de caída de ingresos, con reducciones de 10 por ciento en soja; 41 por ciento en trigo; 23 por ciento en maíz, 12 por ciento en sorgo y 19 por ciento en girasol. Los costos operativos aumentaron algo por debajo de la inflación y los márgenes cayeron en promedio un 38,3 por ciento considerando soja de primera, maíz y trigo/soja de segunda.
Opiniones
José Borleto (Productor). “Yo creo que no van a quedar hectáreas sin sembrar; no porque haya rentabilidad en todas las opciones, sino porque el 60 por ciento lo sembramos quienes no tenemos tierra y no podemos dejar el contrato”.
Ercole Felippa (Titular de Manfrey). “La tendencia (de caída de precios) debería ir modificándose a partir del segundo trimestre de 2015; con una leche debajo de los U$S 3.000, probablemente muchos actores internacionales no estén en condiciones de competir”.
E. Bersano (Molino Artemisa). “Tenemos el pan caro y hoy el trigo barato; eso al productor no lo incentiva a que siembre. Tendríamos que producir por lo menos el doble y venderle al mundo. En el caso nuestro, que le damos valor al trigo, nos va muy bien”.
Marcelo Vilosio (Gerente de Biofarma). “Si la Argentina pudiera facilitar la exportación de la Cuota 481 (para la Unión Europea) estaría abriendo las puertas para una revolución ganadera. Hay muchas hectáreas no productivas que podrían ser incorporadas”.
José L. Guerrini (Cooperativa General Paz). “Se ve que el mercado de granos está tranquilo y va a seguir estando por lo menos por un tiempo. Asesoramos a nuestros productores buscando decisiones equilibradas, nunca alocadas, haciendo promedio”.