Bioceres, que tiene 260 accionistas, mayoritariamente productores, tiene la llave del proyecto: el gen HB4, desarrollado por investigadores del Conicet y la Universidad Nacional del Litoral, fue extraído del girasol y podría aportar a otros cultivos una mayor tolerancia a la sequía y la salinidad. Hace un año, el grupo se asoció con la estadounidense Arcadia para insertar ese evento en la soja. Ahora anunció el pacto con uno de los principales desarrolladores de trigo en Francia. Florimond fue fundada en 1830 y desde hace dos años adapta en el país variedades del cereal que permiten rindes de 8.000 kilos por hectárea, más de tres veces el promedio nacional.
“La idea es combinar fuerzas para obtener un producto disruptivo”, dijo Federico Trucco, CEO de Bioceres. En 1996, su padre Víctor tuvo, desde AAPRESID, un enorme protagonismo en el desembarco del primer cultivo transgénico que tuvo el país, la soja RR. Ahora hay cerca de 20 eventos. Pero ni aquí ni en ningún otro país se cultiva todavía trigo transgénico.
Francois Desprez, titular de la sociedad francesa, se mostró seguro de que el trigo OGM que desarrollarán será el primero a nivel global. Luego de cuatro años de ensayos, los socios iniciarán los trámites para su liberación comercial en el Mercosur. Pero como resulta que nadie es profeta en su tierra, el lanzamiento en Francia todavía deberá esperar. “En Europa la situación regulatoria sobre los transgénicos está complicada”, reconoció el empresario.