Yerba no hay, y quizás por primera vez esa frase no tenga ningún doble sentido. En la zona productiva la frase se repite y describe un panorama de preocupación: en los próximos meses se notará un faltante de yerba mate, la infusión preferida de los argentinos, que podría encarecer los precios y afectar la calidad .
Entre los yerbales de Las Marías, la principal empresa del rubro con las marcas Taragüi, Unión y La Merced, su gerente Claudio Anselmo resume bien lo que sucedió: “Desde noviembre de 2011 sufrimos la peor sequía en sesenta años, y luego hubo una fuerte helada en junio”.
En esta empresa, ubicada en el norte de Corrientes, terminaron la zafra 2012 con una merma de producción cercana al 15%, pero enfrentarán esa escasez reduciendo sus stocks. En otras zonas de Misiones, sin embargo, el mal clima arrasó con hasta el 40% de la producción. Por eso, y no por otra cosa, se preanuncia que faltará la yerba.
La yerba mate son las hojas secas y molidas de un árbol que solamente crece en esta región, Paraguay y Brasil. En septiembre terminó una larga etapa de cosecha y los secadores se apagaron. Ahora el paso clave es el estacionado, que en condiciones normales debería durar un año aunque existen procesos para achicar bastante los tiempos necesarios para la oxidación de las hojas.
La escasez, entonces, debería comenzar a notarse a partir del próximo verano.
Por ahora no se sabe con exactitud el daño que provocó la sequía: en el sector conviven grandes empresas con algunas estructuras informales que no blanquean del todo su producción. El Instituto Nacional de Yerba Mate (INYM) prefiere monitorear la salida de yerba hacia el mercado, lo que es decir el consumo. Promedia unos 20 millones de kilos por mes, y en 2011 cerró en 248 millones de kilos. Del lado de la demanda hay otros 30 millones de kilos que se exportan cada año, fundamentalmente a Siria. Como ese país vive un largo conflicto armado, quizás parte de esa yerba pueda destinarse al mercado doméstico, morigerando la situación de escasez.
La estrechez de la oferta de yerba se agravó con la sequía, pero venía manifestándose en los últimos tres años. Muchos colonos misioneros desistieron de cosechar sus viejos yerbales, pues los bajos precios no retribuían ese esfuerzo. En su oficina en Apóstoles, Ramón Hreñuk, creador de Rosamonte, otro gran emporio yerbatero, reconoce que la industria también tuvo culpas pues durante largo tiempo no incentivó como correspondía al productor.
Ahora los precios de la hoja verde –que desde 2000 tienen regulación estatal– reflejan la escasez: en abril pasado, el ministro de Agricultura, Norberto Yauhar, los elevó de 0,90 a 1,70 pesos por kilo. Y ahora el INYM acaba de subirlos nuevamente a 2,10 pesos. En menos de un año, el aumento de la materia prima fue de 130%.
El mayor problema de la cadena yerbatera es que no puede trasladar ese mayor piso de precios directamente al consumidor, pues la yerba mate es un producto clave de la canasta familiar y por eso es sensible a los manejos arbitrarios del secretario Guillermo Moreno. Este funcionario, meses atrás y frente al incremento de los precios en góndola, amagó con aplicar la Ley de Abastecimiento o incluso habilitar las importaciones de yerba, un sector que aquí genera empleo directo para 35.000 personas. Pero fueron puros ladridos, nada sucedió y finalmente la yerba para el consumidor se acomodó por arriba de los 20 pesos por kilo.
Para el verano se espera que esta pulseada se repita. No hay yerba y parece inevitable.
Sequía
Podría faltar yerba en los próximos mesesLa escasez generaría un incremento de los precios y una baja en la calidad.
14 Oct 2012
14 Oct 2012