La cosecha gruesa está en puerta, no es mucho el tiempo que resta hasta que comience la trilla de los primeros lotes, y es un buen momento para pensar y planificar que haremos con el grano luego de descargar la cosechadora. Acopiar en bolsas plásticas es una práctica muy difundida, por diversos motivos o ventajas el 40 % de los granos se guardan dentro del campo, con esta tecnología, por períodos de tiempo variables.
Esta práctica obliga tomar recaudos para no encontrar sorpresas al momento de comercializar el grano guardado y que tanto esfuerzo representó durante el ciclo productivo.
Humedad
La humedad de almacenamiento segura es igual a la humedad de recibo del grano. El almacenamiento de grano húmedo en bolsas impermeables solo debe realizarse por tiempos cortos, sobre todo cuando la humedad del maíz es superior a 17% y en el caso de soja superior a 14%. Altos contenidos de humedad y temperaturas elevadas inducen el desarrollo de patógenos que, claro está, reducen la calidad del grano.
En el caso que una parte de la cosecha de soja sea para semilla conviene que la humedad sea de 12,5% como máximo. A su vez, se recomienda realizar un análisis de poder germinativo inicial, y seleccionar como soja para semilla aquellas bolsas cuyo poder germinativo sea superior a 95%.
Elegir el lugar
La conservación de la calidad de los granos depende además de algunos factores previos al embolsado y otros que no deben desatenderse durante todo el período de acopio.
El sitio debe ser en la zona más alta del campo, o al menos una que no presente acumulación de agua cuando ocurren precipitaciones importantes.
Realizar un perfecta limpieza de la superficie del terreno donde se armaran las bolsas, es una práctica que asegura la no rotura del plástico. De existir éstas, el ingreso de agua, aún en sectores de buen drenaje, harán perder calidad a los granos almacenados por la generación de enfermedades y desarrollo de hongos y bacterias.
El cierre perfectamente hermético de la bolsa es también importante por lo dicho antes.
Identificar bien cada bolsa con los parámetros leídos en cada muestra de granos. Esto evitará la confusión al momento de vaciar aquellas más urgentes.
El monitoreo visual y frecuente asegurará también el mantenimiento de la calidad. Toda pequeña rotura del plástico arreglada de inmediato minimiza el riesgo de infestación.
También existe la posibilidad de monitorear la concentración de dióxido de carbono. Un aumento en la concentración de este gas implica que existe actividad biológica, y si esto ocurre la calidad del grano se verá afectada.
Mantener los alrededores de las bolsas libre de malezas es recomendado también para que no se oculten roedores que puedan dañar las bolsas.