En el medio de una campaña electoral en la que no se discuten seriamente los problemas profundos que tiene el país, la voz del campo, en sus distintas variantes, parece ofrecer un sonido diferente al de la monotonía de la lucha por los egos. Eso se pudo comprobar en el discurso del acto inaugural de la Exposición Rural de Palermo, del presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Luis Miguel Etchevehere, y también ocurrirá en el XXI Congreso de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), Otra Tierra, que se realizará entre el miércoles y el viernes próximos en Rosario.
El presidente de la SRA fue muy crítico respecto del Gobierno y eligió un tono claramente político para decir lo que casi ningún otro sector empresarial de la economía argentina se anima a decir públicamente. Dijo, entre otras cosas, que el Gobierno mentía con la inflación y la pobreza, que era responsable por la corrupción y que había malgastado las divisas que había generado el campo. No es casual que Etchevehere utilizara esos términos: sólo en concepto de derechos de exportación el Estado recaudó 60.000 millones de dólares en una década del sector agropecuario. Ese dinero no se transformó en obras de infraestructura o mejor salud, educación o seguridad. Como destacó el presidente de la SRA, se desaprovechó una oportunidad histórica con elevados precios internacionales de los granos.
Aunque duela, en ocasiones la mirada de los extranjeros pone en perspectiva la realidad. “Da pena ver a los argentinos perderse las oportunidades que surgen en el mercado mundial”, dijo, en Palermo, el presidente de la Federación de Asociaciones Rurales del Uruguay, Carlos Uriarte. Sabía de lo que hablaba porque Uruguay rompió el círculo de los mercados de la carne no aftósicos al ingresar en Corea del Sur y entablar negociaciones con Japón.
Hubo quienes se sintieron incómodos con el tono de Etchevehere. Los líderes de la UIA se limitaron a expresar que había sido “político” y propio de un sector que se siente “maltratado”. El ex presidente de la entidad y actual candidato a diputado por el Frente Renovador en la provincia de Buenos Aires, José De Mendiguren, dijo, en declaraciones radiales , que de esa forma “se rompen puentes” y que los “empresarios no estamos para cambiar gobiernos, sino para resolver problemas de los sectores industriales o agropecuarios y tener la mejor relación posible con el gobierno elegido democráticamente”. Es cierto que no es función de los empresarios cambiar gobiernos, pero, quizás, el dirigente industrial debería preguntarle a sus pares de la industria avícola, frigorífica o molinera cómo está respondiendo el Gobierno a sus problemas.
La industria avícola está vendiendo por debajo de los costos de producción. El cajón de 20 kilos de pollo lo está colocando a un promedio de 200 pesos cuando para no salir perdiendo debería venderlo a $240. La sobreproducción que afecta a la actividad y el crecimiento de las operaciones en negro, que el Gobierno no se preocupa por combatir, está provocando una competencia desleal a las empresas que operan en regla. En la avicultura, que tuvo un crecimiento constante desde 2003, ya se está hablando de cierre de fuentes de trabajo.
En la industria frigorífica la permanencia de las retenciones del 15 por ciento hace que la tonelada de cortes vacunos argentinos se venda unos 500 dólares por encima de lo que venden Paraguay, Uruguay o Brasil. Estos países vienen ganando los mercados que la Argentina va perdiendo. Este ahogo se traslada a los precios del resto de la cadena.
La industria molinera, otro sector de trato frecuente con el Gobierno, también tiene problemas por el crecimiento de la actividad en negro y por la eclosión del mercado de trigo debido a la mala campaña 2012/13 que les hizo perder los mercados de exportación. El año pasado se habían vendido en el exterior 1,2 millones de toneladas de harina y este año, por el cierre del mercado, es probable que ni siquiera se llegue al cupo autorizado de 300.000 toneladas. Ya no es cuestión de quien tiene tendidos los puentes con el Gobierno sino que los funcionarios hacen oídos sordos.
Pero el campo también es futuro, como sabiamente decía un mensaje que se repartió el sábado pasado en la Rural y se expresó en un muy buen video que se exhibió en Palermo y que puede encontrarse en Youtube.
Con otras palabras y otras formas, ese mensaje se transmitirá en el congreso de Aapresid. Por un lado, según explicó el presidente de la entidad, César Belloso, apuntarán a destacar la “sostenibilidad” del sistema de producción argentino que está en condiciones de producir alimentos en cantidad y calidad con un uso “racional y eficiente” de los recursos de la tierra, el agua y el aire. Belloso recuerda que del 8% de la producción agrícola que se realiza en siembra directa a nivel mundial, el 80 por ciento corresponde a los países del Mercosur. De allí que se hará especial énfasis en profundizar el concepto de Buenas Prácticas Agrícolas y la aplicación de una Agricultura Certificada que mide los procesos de producción que se realizan de manera sustentable. El otro eje del congreso de Aapresid será la Agenda Federal por la cual, según los directivos de la entidad, el país necesita reglas claras y estables para generar riqueza, con un sistema tributario justo, que se fomente el agregado de valor local y que permita garantizar la “seguridad alimentaria”, entre otros aspectos. Una buena apuesta al futuro.
Cristian Mira
