Por una orden superior no claramente identificada, tres técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) debieron suspender sus respectivas presentaciones en la tradicional reunión organizada por la Asociación de Ganaderos y Agricultores de Bahía Blanca (AGA)y la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap). El motivo de la suspensión habría radicado en que la programación de la reunión incluía también una disertación a cargo de un constitucionalista bahiense sobre el sistema democrático, pero nada que pudiera ser considerado con finalidades políticas contrarias al gobierno nacional. Es que el Gobierno, desde los principios del kirchnerismo, ha mostrado una clara renuencia a participar en todo lo que sea conferencias de prensa y hechos que lo obliguen a dialogar, tolerar otros puntos de vista o la más simple crítica.
El oficialismo ha ido también más lejos cuando, en ediciones anteriores de la Exposición Rural de Palermo, no solamente no concurrió con altas figuras de su administración, sino que incluso en una oportunidad desmontó los puestos del INTA y del Ministerio de Agricultura, en una demostración inequívoca de su rechazo por el campo.
La suspensión de las tres conferencias citadas no puede considerarse inocua. El material elaborado por los profesionales del INTA es para mejorar la producción ganadera de una región crítica, una oportunidad por ello para que los productores acercaran a los técnicos sus observaciones y requerimientos en pos del mismo objetivo.
La Presidenta acaba de dar a conocer otra vez su pensamiento sobre el campo, al excluir al sector rural de la reunión que mantuvo con un grupo de empresarios, banqueros y sindicalistas en Santa Cruz para analizar políticas del futuro. Por lo visto, la propia administración sería renuente a entender que es la producción del campo y sus industrias la que provee el 60 por ciento de las divisas necesarias para el funcionamiento de la economía y para el propio sustento del presupuesto nacional.