La Argentina refleja un caso notorio de la brecha entre su potencial, esto es dónde deberíamos estar en términos de desarrollo, y su realidad actual. Pese a ello, siguen abiertas las oportunidades a futuro. Nuestro país tiene un enorme potencial en la actividad industrial, un sector agropecuario líder a nivel mundial, recursos energéticos no explotados, recursos mineros, atractivos turísticos, solidez del sistema financiero, capacidad emprendedora, trabajadores con enormes aptitudes y un bajo nivel de endeudamiento relativo.
El contexto internacional también abre oportunidades: los precios de nuestras principales productos de exportación agrícola tienen valores muy elevados en el análisis histórico; hay liquidez a nivel internacional; los capitales buscan mercados atractivos como el nuestro y los países vecinos evidencian estabilidad macroeconómica. Esta realidad determina que la Argentina tenga expectativas futuras positivas en materia de inversiones. Somos un país muy atractivo para captar más capitales, si las políticas económicas son acertadas.
Sin embargo, la agenda de corto plazo pone en el centro del escenario el elevado nivel inflacionario, la evolución de las reservas, el comportamiento fiscal y dificultades de determinadas actividades productivas y del propio poder adquisitivo de gran parte de la sociedad.
¿Por qué esa brecha entre nuestro potencial y nuestra realidad, y cómo revertirla, se vincula con las políticas económicas aplicadas?
2014 presenta dificultades, es evidente que es un año donde importantes sectores corren el riesgo de perder poder adquisitivo, y que las decisiones adoptadas impactan en los niveles de actividades de parte de la economía. Por ello el gran desafío de este año, es asignar los recursos de tal manera de resguardar, como prioridad, a los sectores de trabajadores y jubilados. También adoptar medidas que puedan tener un rápido impacto en materia de crecimiento de inversiones. En este sentido hay una serie de decisiones que colaborarían con un mejor escenario en el corto plazo. Entre ellas, una mejora anticipada en las jubilaciones; la actualización de los ingresos que perciben los sectores más vulnerables; la suba del mínimo no imponible en el impuesto a las Ganancias; la eliminación de las retenciones a las exportaciones de producciones regionales y de pequeñas y medianas empresas; la desgravación en el impuesto a las Ganancias de la compra de bienes de capital y el planteo de una política antiinflacionaria en base a sustentos macroeconómicos, sectoriales y de estímulo a la inversión.
También hay que contemplar políticas de resguardo a cultivos afectados por razones climáticas, de manera de otorgar incentivos adicionales a esos sectores y empresas afectadas en su producción. El objetivo debe ser preservar el empleo.
Las provincias deben ser auxiliadas por el presupuesto Nacional, ya que la magnitud de fondos requeridos transitoriamente superan las posibilidades de aquellos distritos subnacionales.
Recorrido este 2014, ya podemos tener expectativas favorables que 2015 evidencie un mejor escenario y transitar el camino a la elección del nuevo gobierno en un contexto más estable y con las expectativas de visualizar un proyecto de desarrollo consistente hacia el futuro.