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Se sabe, el ministro Massa anunció algo similar a un nuevo dólar soja, movida que era esperada considerando que el Banco Central de la República Argentina tiene un rojo de USD 14 mil millones, que el dinero que envía el FMI es para tapar agujeros y que el candidato oficialista necesita seguir interviniendo en los dólares alternativos al menos hasta las elecciones definitivas, seriamente desmadrados por estos días.
Lo que nadie se imaginaba a priori era que el sistema pergeñado iba a despertar una avalancha de dudas de la magnitud que ha generado la propuesta de Massa. Ansioso, el productor esperaba una ronda de precisiones para ver a qué carta quedarse. Tiene que tomar determinaciones de fondo en un contexto de por sí muy difícil.
Por lo pronto no hay nada escrito. Los rumores siguen indicando que recién el viernes se podría tomar contacto con la letra chica de un programa que pocos pueden digerir por el momento. Sencillamente porque hay demasiados cabos sueltos.
Por si todo esto fuera poco, desde la Secretaría de Agricultura hicieron una generosa contribución de la confusión general, incluso al enojo de muchos productores. Es que la sensación imperante es que se trata de medidas puramente electoralistas, en buena parte sin medir las consecuencias.
La conferencia de prensa de Juan José Bahillo estuvo lejos de tranquilizar a la gente de campo. El sistema que llevará a determinar el tipo de cambio que recibirá el productor por su soja sigue estando muy poco claro, y flota la sensación de que está pensado exclusivamente en las necesidades de la industria.
Vienen a la memoria declaraciones recientes de un ex integrante del área a una agencia londinense especializada en agro. "Creo que es una buena noticia para la industria molturadora, ya que se venía liquidando muy poco. Esto permitirá a las aceiteras mantener su actividad y beneficiar a los productores que necesitan vender, a la vez que es positivo para el gobierno porque está generando una entrada de divisas en plena campaña electoral". Lo único que estaría claro hasta acá es lo de la buena noticia para la industria molturadora.
Para colmo Bahillo dijo que con el 25% de disponibilidad de la divisa las aceiteras podrán traer el grano del exterior, pero que no se podrá usar para mejorar el precio a los productores locales. "Es una decisión de las empresas, ellas entenderán cual es la mejor manera de aplicar ese 25%", afirmó Se suponía que esta movida era para los granos comprados en la Argentina. Más y más confusión.
A su lado Neme completó el cuadro de gran desorientación reinante entre los presentes. "Sería en términos prácticos así: en lugar de ingresar ese 25% en dólares, ingresan soja para poder mantener la molienda de la actividad. Lo que mejora es la productividad del sistema de crushing en todo el país". ¡Bingo¡
Para ponerle un broche a la situación, desde la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina y Centro Exportador de Cereales (Ciara-Cec) se apuraron a decir que los comentarios de los funcionarios no concuerdan con la idea que tenían del tema, y que suponen que se va a comprar solo soja local bajo este mecanismo.
¿Quién tiene la verdad en este entuerto? Vaya uno a saber, lo que sí está claro es que si genera algún tipo de mecanismo que favorezca la importaciones, podría ser fatal para las aspiraciones del productor local, considerando que Brasil tiene soja barata para inundar el planeta. Algunos hasta piensan en el poroto generado en Estados Unidos, que está remando para conseguir nuevos negocios.
Además, si ese 25% ligado al contado con liqui no puede usarse para levantar el alicaído precio que recibe el productor argentino, es altamente probable que los 8-10 millones de toneladas de soja que están sin precios seguirán en esa condición esperando un nuevo gobierno.
En cuanto a la movida con los fertilizantes, las cosas parecen más claras. El volumen ofrecido por el ministro candidato es exiguo para productores medianos y grandes. En la conferencia aludida se comentó que estaría destinado a aquellos que hayan sembrado hasta 150 hectáreas de trigo en la campaña 2022/23 y que hayan estado o estén aún en emergencia agropecuaria. Lo que se sospechaba, quedan afuera gran parte de los hombres de campo.
Las idas y vueltas puestas en descubierto este día dan para pensar muchas cosas, la mayoría sospechosas. Por ahora mejor contenerse. Seguramente durante el fin de semana tendremos disponible el Boletín Oficial y todo va a aclararse. ¿O no?