La fuente principal de estos nutrientes es la materia orgánica, cuyos contenidos han disminuido en las últimas décadas como consecuencia del proceso de agriculturización con uso de labranzas. Además, los altos rendimientos obtenidos como consecuencia de la intensificación agrícola, han puesto de relieve la fertilización con azufre, la cual forma parte de los planes de fertilización de los principales cultivos de la región pampeana.
La generación del rendimiento en trigo es un proceso que comienza temprano en el ciclo. El número potencial de espiguillas se define durante el macollaje del cultivo, mientras que el tamaño de la espiga y el número potencial de granos se definen en el periodo entre encañazón y antesis. Finalmente entre antesis y madurez fisiológica se define el número final de granos cuajados y el peso de los mismos. Factores ambientales como la radiación, la temperatura y el fotoperíodo son importantes para definir estos procesos; sin embargo la nutrición del cultivo juega un rol central, de diferente importancia, según el estadio del cultivo.
El nitrógeno, componente principal de la enzima Rubisco, responsable del proceso fotosintético, es central en los procesos de crecimiento y desarrollo del cultivo. El aumento en rendimiento en respuesta a la fertilización con N se ve potenciado cuando el cultivo recibe la aplicación de S.
El rendimiento del cultivo de trigo está asociado fuertemente al número de granos, los cuales se definen en el periodo alrededor de antesis. En el periodo pre-antesis es crucial la disponibilidad de carbohidratos y N que son necesarios para mantener las flores fértiles (Slafer et al, 1994; Abbate et al, 1995). En el periodo post-antesis, la actividad fotosintética determinará la cantidad de carbohidratos que permitirán el cuaje y el llenado de los granos.
En ausencia de limitantes hídricas severas, la captura de radiación determinará la producción del cultivo. La fertilización con S ha mostrado que cuando el cultivo no tiene deficiencias de N, el desarrollo de un área foliar es mayor, lo que se relaciona con una mayor cantidad de radiación interceptada.
La fertilización balanceada entre N y S incrementa las tasas de crecimiento del cultivo de trigo en etapas críticas para la definición del número de granos. El desarrollo de mayor área foliar, y como consecuencia la mayor capacidad de interceptar radiación en los periodos críticos, es uno de los efectos principales de la adición de S. Sin embargo es importante remarcar que es necesario que la disponibilidad de N no sea limitante para poder lograr el provecho máximo de la fertilización con S. En este sentido, el diagnóstico de las necesidades de N, basadas en el contenido de N a la siembra y la definición del potencial de rendimiento de cada lote, resultan centrales para hacer un uso más eficiente de los recursos e insumos utilizados.
Ing. Agr. (PhD) Fernando Salvagiotti