El transporte de caballos hoy día se ha convertido indispensable en el ambiente deportivo. Esto ha llevado al desarrollo de numerosos estudios sobre la forma de traslado basado en su bienestar y el comportamiento del equino.
El transporte está considerado uno de los mayores factores de estrés en los animales, estando asociado a efectos negativos en su salud y rendimiento, y por lo tanto afectando profundamente su bienestar.
Definimos conducta como la respuesta del organismo del caballo al medio ambiente, y el bienestar como la manera en que los individuos se encuentran en la forma más armónica posible con el medio ambiente, lo que incluye la salud, la sanidad, sus percepciones, su estado anímico y otros efectos positivos o negativos que influyen sobre los mecanismos físicos y "psíquicos" (mentales) del animal. Si el caballo logra adaptarse al medio, minimizando su estrés, y con condiciones de buenas prácticas de manejo, se habrá logrado un grado de bienestar mínimo para el equino.
Patologías más comunes observadas y su fisiopatología
El transporte provoca en los equinos un importante estrés que se manifiesta mayormente en patologías de origen respiratorio, asociado al estrés de la propia vida deportiva de los animales (4). Los traumatismos, que son de frecuente presentación, incluyen muchas veces heridas principalmente en los miembros, que no sólo traen trastornos económicos, sino que también pueden imposibilitar la competencia mediata del equino o incluso llegar a inhabilitarlos para competir, a causa del mal estado o la mala construcción de los medios de transporte (1,4).
Las patologías respiratorias tienen su origen en la elevación del cortisol plasmático, debido al estrés que actúa directamente inhibiendo los macrófagos alveolares, disminuyendo las defensas locales, y por ende aumentando las posibilidades de enfermedades infecciosas sobre todo de las vías respiratorias bajas. Se han reportado, concomitantemente otros disturbios homeostáticos, como ser la elevación del sodio plasmático, de la glucosa, la disminución de la aldosterona y elevación de la enzima Creatínquinasa (CPK). Puede presentarse taquipnea, por aumento del espacio ventilatorio muerto y alcalosis. Es común en viajes cortos, y es menos frecuente en viajes largos, por adaptación del organismo animal. También se presenta este trastorno por aceleración - desaceleración y vibración de los vehículos y los ruidos ambientales.
Deficiencias de Buenas Prácticas de Manejo (BPM) que favorecen esas patologías
Camiones mal diseñados: Es muy importante hacer hincapié en el diseño y estado físico de los camiones que transportan los caballos, que favorecen la presentación de los dos problemas más comunes que son: los problemas respiratorios y los traumatismos.
El uso de camiones donde los equinos son transportados ubicándolos en forma transversal al eje longitudinal del vehículo es causa común de traumatismos por la falta de estabilidad de los caballos. También hay que destacar que la impericia al conducir puede provocar serios trastornos de origen traumatológico, así como también la impericia para subir o bajar los caballos del transporte. El exceso de ventilación de los vehículos abiertos en ambos laterales (transporte de caballos de polo), así como camiones muy cerrados, favorecen la irritación de las vías respiratorias. Es de hacer notar que la forma de atar los equinos, imposibilitando al animal descender la cabeza, impide la limpieza de las vías aéreas, ya que el equino se ayuda con la gravedad para drenarlas y mantenerlas limpias.
En la experiencia de los autores, y durante el transporte aéreo, es muy importante el aire acondicionado y la correcta presurización, pues si ésta es escasa, rápidamente los caballos comienzan a manifestar trastornos respiratorios y nerviosismo. Este nerviosismo puede minimizarse con la presencia del peón durante el viaje y la administración de heno. La administración de fármacos psicotrópicos a los animales se hará sólo en caso de extrema necesidad.
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Las posiciones más favorables en el embarque de equinos en camiones son:
a) la cabeza hacía atrás del vehículo, y cuerpo oblicuo al eje longitudinal (en espina de pescado).
b) la cabeza hacia atrás del vehículo, y el cuerpo paralelo al eje longitudinal. Está totalmente contraindicado ubicar los equinos con el cuerpo transversal al eje longitudinal al vehículo, como en el transporte de ganado vacuno.
Transportes "ideales" para transportar caballos
Asimismo, en transporte terrestre, hay que ser muy cuidadoso en el transporte de larga distancia. Debe considerarse la detención cada 6 a 8 horas para permitir que los animales puedan beber agua y alimentarse.
En todos los casos deberá controlarse el estado sanitario de los animales previo al viaje, en base a hemograma completo y bioquímica sanguínea. Deberá considerarse el manejo sanitario obligatorio que comprende la vacunación contra Influenza y Encéfalomielitis y el examen de Anemia Infecciosa Equina no anterior a 60 días de antigüedad. Es deseable inocular con elevadores inespecíficos de las defensas, sobre todo en viajes largos, a fin de prevenir en lo posible las patologías respiratorias al menos quince días antes del viaje.
Al llegar a destino, es aconsejable un descanso de los animales de tres días, antes de la competencia. Es necesario repetir los exámenes clínicos y de laboratorio para controlar el estado de los animales.
En nuestro país, el transporte de caballos ha mejorado sustancialmente en los últimos años, con la renovación del parque automotor, y sobre todo en deportes de equitación. Persisten, sin embargo, los problemas de ubicación de los caballos dentro del transporte, pues la ubicación transversal permite llevar un mayor número de caballos por camión, así como el transporte con los animales mirando hacia el frente del camión, lo cual sería deseable se modificara en el futuro.
Asimismo, y para un buen manejo y disminución del estrés producido por el embarque y transporte, sería deseable que en los haras se comenzara a trabajar en el entrenamiento del transporte, con los potrillos de edad temprana.
J. Catelli; M. Tassara; R. Giménez; G. Perrone; J. Caviglia- Facultad de Ciencias Veterinarias, Universidad de Buenos Aires, Argentina.