Biodiésel

Mitad productores-mitad industriales (1ra parte)

El cupo de biodiésel destinado al corte del gasoil fue pensado para ser cubierto por pymes de origen agropecuario. Estos agroempresarios ligados a Aapresid y a Aacrea ya cerraron el círculo y se disponen a entrar al selecto club. Escala mínima necesaria.

Si la montaña no va a Mahoma… El devenir de los hechos y una forma de ver el negocio cada vez más alejada de la mentalidad del agricultor convencional, han convertido en industriales part-time a un grupo de agroempresarios exitosos, con un frondoso background en eso de producir granos y carnes.

Guillermo Pailhé y Ronaldo Kuhlmann integran la Regional Tres Arroyos de Aapresid. Al igual que el resto de los socios de Bio Combustibles Tres Arroyos S.A. –también involucra a productores ligados a Aacrea–, se hartaron de lidiar con la recurrente falta de gasoil en tiempos de cosecha, y hace cinco años decidieron formar una pyme para producir carburante destinado al autoconsumo.

La propuesta fue creciendo y lo que iba a armarse dentro de un campo se convirtió en algo más serio, en especial después de que el Estado dejó ver su intención de que los productores agropecuarios se agruparan para generar biocombustibles.

Ubicada en el Parque Industrial de la ciudad sureña, Biocombustibles Tres Arroyos puede producir diariamente hasta 20.000 litros de biodiésel, a partir del procesamiento del aceite adquirido a terceros.

El 30% de ese volumen satisface el autoconsumo de los socios, que se encuentran ajustando los últimos detalles del sistema productivo para entrar en la producción bajo norma, acceder al corte obligatorio y abastecer a las petroleras.

Con un personal bien entrenado, la meta es consolidarse en torno de las 500 toneladas mensuales, la escala necesaria para que los números cierren. Tanto Kulhmann como Pailhé aseguran que esta movida los fortaleció como grupo y les permite repartir riesgos, así como respaldar la producción propia ante cualquier inconveniente con el combustible.

Indiferencia

“Nos llevó tiempo –dice Pailhé–, pero involucrarnos en esta actividad hizo que nos ordenáramos muchísimo y mejorásemos nuestro biodiésel, porque se requiere una calidad elevada como para que los motores de última generación o cualquier otro funcionen sin problemas”.

El precio del biodiésel es fijado mes tras mes por la Secretaría de Energía, sobre la base de distintos parámetros: valor del aceite de soja, del metanol, de la energía eléctrica, y de los otros insumos de la producción. Actualmente se ubica en torno de $ 5,2-5,6. “Si se cumple y se mantiene esta tesitura, estamos conformes –avisa Kuhlmann–, porque se establece un precio para el carburante en función de los costos en los que se incurre. Así, se puede decir que el valor pagado es adecuado, pero no debe perderse de vista que además hay un nivel de producción a partir del cual el negocio se hace rentable, un punto de indiferencia que juega en el cálculo económico. Depende de varios factores, pero cuanto antes lleguemos a mayores producciones, mejor. Cada uno debe determinar cuál es su indiferencia, que estará dada por el tipo de planta, el flete del aceite –500 km en este caso–, la clase de aceite –el desnaturalizado da un mejor producto final pero tiene un costo adicional–, el flete de entrega –200 km si es a Bahía Blanca–, y la cantidad de personal –hasta acá tienen cinco operarios–, entre otros. Nuestra planta, con las mencionadas 500 toneladas, ya habrá superado el punto de indiferencia”.

Por cierto, no todas son rosas. En determinado momento se interrumpió el uso de la fórmula que lleva al precio y se lo fijó discrecionalmente, con lo cual la cosa se complicó. Parece ilógico si se considera que hay una necesidad muy grande de biodiésel para el corte, ya que falta combustible y las grandes empresas prefieren dedicarse a la exportación. Por eso es importante que las reglas de juego se mantengan como mensaje a quienes piensan invertir en este tipo de plantas.

Ambos entrevistados consideran que el principal aceite para hacer biodiésel es el de soja, por abundancia de producción y precio –además es el que menos participa del consumo humano–, si bien se puede utilizar cualquier otro, sólo hay que verificar con qué calidad llega y ajustar la reacción en función del aceite que uno está comprando.

La planta de Bio Combustibles Tres Arroyos ha sido pensada para ampliar su capacidad –tamaño de los caminos internos, del galpón, de los sitios para almacenar–, de modo que no habrá inconvenientes para duplicar la producción en corto tiempo, e incluso triplicarla. Pasar de 500 a 1.000 y de 1.000 a 1.500 toneladas no será un tema crítico. Y no hará falta detener la planta para hacerlo.

Debe y haber

El costo del aceite tiene el mayor peso en este negocio –es el que ajusta la ecuación–, y le siguen el metanol y la soda cáustica, en ese orden. “Hay un mercado de aceite y de fletes, y es lo que hay que pelear”, explica Guillermo. “Una vez cerrado todo, se comunica formalmente cuántas toneladas se producen y se establece el cupo mensual. Ya en marcha, ingresará diariamente un camión de aceite y egresará en el mismo lapso otro con biodiésel. En líneas generales hay un conversión 1 a 1 de aceite + metanol a biodiésel + glicerol, y desconocemos si posible mejorar esta ecuación. El glicerol lo entregamos crudo, sin purificar; si no reúne ciertos parámetros es difícil de ubicar”, indica Ronny Kuhlmann.

La falta de financiamiento, por su parte, obliga a tener espaldas, ya que el capital de trabajo es tan abultado como el de producción. Un camión de aceite cuesta unos u$s 30.000, y la petrolera paga el biodiésel a 15-30 días. Esto da una idea del volumen de dinero que hay que mover.

Un largo camino

Por cierto, la de estos emprendedores es una planta mediana, y no es sencillo hallar asesoramiento adecuado para ella. Las más grandes ya están estandarizadas, pero a las pequeñas y medianas hay que ajustarlas in situ. Como fuere, todo el armado se realizó con industria local, salvo algunas bombas y otros implementos que no se fabrican en el país. Y recurrieron exclusivamente a inversión genuina derivada de la producción agropecuaria. “Es muy loco, cada vez que pedimos financiamiento nos dijeron que no era posible otorgarnos tal soporte porque la planta no estaba facturando. ¡Pero si lo queríamos precisamente para instalarla, cómo iba a estar funcionando y vendiendo biodiésel!

Es importante quese incentive este tipo de fábricas con créditos a largo plazo, porque además hay que considerar, como se indicó, que el capital de trabajo –aceite, metanol y otros insumos– es pesado. Ahora sí estamos teniendo un cierto apoyo del Banco Galicia para producir y comprar parte de los inputs”, reconoce Pailhé.

Cabe subrayar que a pesar de que el corte surgió para darles empuje a las plantas chicas –la prioridad la tienen aquellos emprendimientos o pymes formadas por productores agropecuarios–, no abundan las plantas del tamaño mínimo requerido. Las empresas grandes exportan –ése es su verdadero negocio–, y al aprobarse el corte tuvieron que entregar parte de su producción, lo que probablemente les resulta menos atractivo. “Por eso la idea es que el corte se cumpla con empresas como la nuestra –dice Ronny–. La Secretaría se dio cuenta de que es preciso que existan pymes que produzcan biocombustibles”.

La cosa no termina ahí. Además de contar con el volumen de producción mínimo necesario, las plantas destinadas a satisfacer el cupo para el corte deben estar ubicadas estratégicamente. “Nosotros traemos el aceite de las zonas de producción de soja, por ejemplo Lobería, y destinamos el biodiésel a Bahía Blanca; estamos ubicados estratégicamente para abastecer la zona de influencia de esta localidad –explica Guillermo–.

Incluso con fábricas de aceite locales podemos llegar a hacer fasón con la soja propia”. Por cierto, la idea original era utilizar la soja, molerla, elaborar el aceite y luego el biodiésel. En la medida en que empezarona analizar el negocio se dieron cuenta de que era una cosa o la otra, por una cuestión de costos e inversión. Incluso en el mismo parque industrial se está armando una planta de aceite, lo cual refuerzael camino elegido.

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