"El gobierno nacional profundiza la destrucción de la ganadería, al persistir con la política que llevó al rotundo fracaso de la actividad: el cierre de las exportaciones de carne y la intervención de los mercados a través de normas no escritas, y medidas que no permiten tener previsibilidad alguna", acusó.
Y criticaron que "la situación es más grave aún por el hecho de que pese a haber cambiado las autoridades el Ministerio de Agricultura de la Nación, se persiste en la política de dar la espalda a los ganaderos. El ministro se reúne con todos los eslabones de la cadena de la carne, menos con los representantes de los productores".
Además, reclamaron que los ROE (permisos de exportación) para la carne "está totalmente paralizado y sigue siendo utilizado desde la secretaría de Comercio para cerrar las exportaciones abruptamente, desconociendo que los mercados mundiales necesitan de un marco estable y que exigen un elemento que la Argentina ha perdido para sus proveedores históricos: la confianza, atributo que este gobierno se dedicó a demoler para nuestro país".
Recordaron que ´poco después de asumir, el ministro de Agricultura había dicho que buscaría un sistema de Registros de Operaciones de Exportación "transparente, claro, fluido, casi automático´".
Según señalan, "los productores, al igual que los consumidores, también somos víctimas de la política ganadera oficial. Cabe recordar que desde 2006 se viene aplicando un modelo cuyos resultados fueron la pérdida del 20% del stock vacuno, la destrucción de empleo del sector (alrededor de 22.000 puestos de trabajo menos) y el cierre de más de 100 frigoríficos".
Ejemplifican diciendo que "la Argentina, por su parte, perdió el liderazgo en el mercado mundial de carnes que supo tener en la historia. Pasamos rápidamente del 3º al 12º lugar en el ranking de exportaciones, habiendo incumplido en estos últimos años con la llamada "cuota Hilton". Aunque parezca mentira, por las políticas aplicadas estamos en el mismo volumen de producción hoy, que en la década del '70. Pasaron cuarenta años y en ganadería no hemos avanzado nada".
Según afirman, los valores que perciben los productores son iguales a los de hace 2 años.
"La rentabilidad es negativa, y así lo demuestran los altos porcentajes de faena de hembras jóvenes. También debe tenerse en cuenta que los productores de menor escala atan sus ventas a las necesidades familiares, y que al tener que vender cada vez más terneros para subsistir, se va entrando así nuevamente en un proceso de disminución del stock ganadero", sostienen.