Hace algunos días, los directivos de Marfrig anunciaron oficialmente que pusieron a la venta sus activos en la Argentina. Se trata de las plantas de faena de Hughes (Santa Fe), Unquillo (Córdoba) y Vivoratá (Buenos Aires), así como lo que quedaba de la inversión en un feedlot en Córdoba. En tanto, al parecer la planta de Villa Mercedes (San Luis) cerrará también sus puertas pero no se venderá de inmediato, según informó el sitio Valor Carne.
Marfrig es segunda empresa de carne vacuna en Brasil y una de las primeras del mundo. Cuenta con activos en Uruguay, Chile, los Estados Unidos, Australia, China, Malasia y Tailandia.
En la Argentina invirtió más de u$s300 millones desde 2006, y llegó a poseer ocho plantas, incluso una de vegetales congelados en la ciudad santafesina de Arroyo Seco; también fue dueña de la ganadería de Adecoagro, incluida la Cabaña Pilagá. Todo esto llevó a la firma a convertirse en el primer grupo del sector en el país.
Pero sus problemas económicos comenzaron en 2010. Paralizó por épocas la planta de Hughes, al tiempo que cerró la de Vivoratá y, luego, la de Unquillo.
En tanto, en 2012 se desprendió de las plantas de San Jorge, Martínez, Baradero y Arroyo Seco, más las marcas Paty, Patyviena y otras, en un intercambio de activos con la brasileña BRF, que también se quedó con la razón social Quickfood.
Pero, ¿por qué anunciar estas ventas ante un inminente cambio de gobierno? Martín Secco, presidente de Marfrig, explicó a la prensa brasileña: “Tenemos expectativas de que habrá cambios, pero la recomposición del stock bovino en la Argentina va a llevar tiempo; existen tiempos biológicos que nadie podrá adelantar”.
El retiro de Marfrig del país se suma al de otros inversores extranjeros como Cargill y Tyson, con Cactus Feeders, que abandonaron el sector en los últimos años.
