Quienes por estos días están cosechando trigo, ya comienzan a pensar en los próximos pasos. Sembrar maíz o soja es el dilema y un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) ayuda a tomar la decisión, estableciendo los márgenes netos que pueden esperarse para ambos.
El resultado: conviene hacer maíz. “El margen neto de maíz de segunda le gana en un 50 por ciento al de soja de segunda”, resume en su título el análisis elaborado por los economistas Julio Calzada, Cristian Russo y Sofía Corina. Sin embargo, el documento también advierte sobre los mayores costos de implantación que tiene el cereal en un marco de baja liquidez y problemas financieros para los productores, lo que hace que su siembra sea más riesgosa.
Números, el cálculo teórico supone una siembra de maíz o soja de segunda sobre las parcelas donde su cultivó trigo, en 200 hectáreas propias –no arrendadas–, en la zona núcleo, específicamente en el sur de Santa Fe.
“Con los números actuales, conviene hacer trigo-maíz de segunda y no hacer soja de segunda. El margen neto de la primera opción (trigo-maíz) asciende a 265 dólares por hectárea, en tanto que la combinación trigo-soja genera 176 dólares por hectárea”, es la principal conclusión del estudio.
Es decir, que la combinación trigo-maíz de segunda generaría un 51 por ciento más de "margen neto" –computa el pago de la totalidad de los impuestos nacionales, provinciales y municipales que debe afrontar un productor– que la alternativa trigo-soja de segunda.
Causas, según la BCR, esta diferencia se debe principalmente al incremento que tuvieron los precios a cosecha del maíz en los últimos tres meses: 17 por ciento en dólares, mientras los de soja subieron sólo tres por ciento.
La cotización a abril de 2016 para el maíz en el Mercado a Término de Buenos Aires (Matba) se situaba en 121,5 dólares por tonelada el 31 de agosto y saltó a 146,5 dólares la última semana. En cambio, la soja a mayo 2016 sólo varió de 213,5 a 220,2 dólares por tonelada.
Costos altos
Sin embargo, no todo es color de rosas para el maíz que sigue teniendo el problema de los mayores costos de implantación en relación a la soja.
“Si sumamos las erogaciones por la compra de insumos, pulverizaciones, gastos de siembra y seguros, para la opción trigo-maíz tendría que estar desembolsando en total cerca de 774 dólares por hectárea. En cambio, estas mismas erogaciones para la siembra conjunta de trigo y soja de segunda le demandarían cerca de 565 dólares por hectárea. Los costos de implantación de la alternativa trigo-maíz es un 37 por ciento más alto que en la combinación trigo-soja”, explica el informe.
Y agrega: “el hombre de campo tiene el problema hoy de cómo conseguir los recursos para pagar la semilla y la urea, componentes importantes de los insumos totales que demanda la siembra de maíz”.
Si bien la mayoría de los semilleros ofrecen la posibilidad de aplazar el plazo de pago a cosecha y en pesos, en la fertilización el pago tiene que hacerse al momento de la implantación, en el momento más “duro”, financieramente hablando, de la campaña. “Lejos del auxilio que solía darle la cosecha y venta de trigo al productor en diciembre que le permitía atenuar el bache financiero, la realidad actual marca que este es un año difícil para el productor por venir de dos campañas muy complicadas por bajos precios y duras condiciones comerciales”, destaca la BCR.
Por eso, cada vez es más difícil conseguir financiación para afrontar la producción. “La alta inmovilización de capital al inicio de la campaña maicera y el acotado periodo crítico de definición de rinde del cereal hacen más riesgosa la producción de maíz respecto a la de soja”, reconoce el informe.
Para el estudio de la BCR, si estas variaciones de precios entre maíz y soja se hubieran registrado con anterioridad (a mediados de año), posiblemente el hectareaje de maíz habría evidenciado un mayor aumento que el que finalmente se concretará en la realidad. En efecto, habría impactado en mayor medida sobre la intención de siembra del maíz de primera.