La definición del Financial Times (FT) marca lo delicado de la hora. "La Argentina recurre al FMI en un último intento por evitar la devaluación", asegura el prestigioso periódico, que califica al gobierno nacional como "cada vez más desesperado". Indica además que el descalabro en que se ha convertido la economía argentina le ha creado un dilema al prestamista con sede en Washington sobre cómo respaldar a su mayor deudor.
El mundo sabe perfectamente que el país tiene una encrucijada económica de magnitud, en la que espera una inflación anual en torno del 150%, mientras las reservas de su Banco Central, como define el FT, se van tornando insignificantes. En tanto, el peso ha caído casi un 40 por ciento frente al dólar paralelo en lo que va del año. Hay que decir además que la palabra "hiperinflación" aparece como una posibilidad no descartable en el escrito de este diario especializado.
La publicación remarca las turbulencias políticas que rodearán el periodo entre el presente y las elecciones, de las cuales tuvimos -y tenemos todavía- un lamentable anticipo en la provincia de Jujuy. La imagen de grupos radicalizados de dudoso origen incendiando la Legislatura, si se quiere símbolo indiscutido de la democracia con sus más y sus menos, recorrió el planeta. Contribuyó desde luego a acentuar el muy mal concepto que el mundo financiero tiene de la estructura política argentina.
Según el FT, Massa viajará a Washington en algún momento para buscar fondos adicionales del FMI, luego de que su visita a China culminara con el acuerdo para que Argentina acceda a USD 5.000 millones adicionales dentro del esquema de swap existente. El ministro también está tratando de persuadir al New Development Bank, el prestamista con sede en Shanghai para las naciones BRICs, para que permita que nuestro país se una a ellos. Todo va lento, nadie quiere quedar pegado con este esquema sin ton ni son.
La sequia fue el golpe de gracia a la falta de ideas, pero la inestabilidad macroeconómica que enfrenta el país no se debe a ella sino a una gestión deficiente por donde se la mire. Massa se está endeudando para sostener una paridad ficticia y un déficit fiscal que no ha querido corregir. Precisamente, JP Morgan ha estimado en un 3% del PBI el rojo que la Argentina, aislada de los mercados internacionales, necesita financiar. Para el FT la única salida pasa por el Fondo.
A pesar de las dudas sobre el cumplimiento de las metas básicas propuestas por el prestamista internacional, el organismo está en un dilema. No quiere terminar de empujar al país al abismo pero no se halla dispuesto a seguir permitiendo que el ministro dilapide sus dólares regalándolos a un precio irreal. Por eso algunos analistas esperan que apruebe más dinero para la Argentina en su próxima revisión, prevista para principios de julio, pero con condicionamientos.
Dicen que lo que está en discusión es el monto de la contribución que hará el organismo, específicamente cuánto se aceptará como destinado a intervenir en el mercado de cambios. Por supuesto no falta quien cuestione esta idea, aduciendo que el dólar oficial es insostenible y que el Central se ha quedado sin reservas por mantenerlo en el nivel que el poder político quiere. "No veo que la junta directiva del FMI permita el uso de sus recursos para canjear por pesos en el mercado cambiario", aduce un exintegrante del Fondo.
Dice también que dentro del organismo hay un gran desencanto con el país, por no haber ajustado el gasto como Massa dio a entender cuando asumió el cargo. Aquellas primeras palabras del funcionario parecían bien orientadas, pero luego todo quedó en nada.
La sensación por esta hora es que el Fondo solo buscaría algún tipo de intervención acotada; la revisión de todo el paquete quedará para discutir con quien asuma en diciembre. Además de los movimientos de Massa, al organismo le preocupa una victoria de Milei en las PASO, el hombre que habla de la dolarización, lo que podría tornar aún más frágil la paridad oficial, potenciando las expectativas de devaluación y acentuando los desequilibrios.
Los economistas argentinos destacan que a esta altura de los acontecimientos no hay dólar que alcance. La mayoría de estos codiciados billetes termina inmerso en la batalla desesperada para sostener una paridad de fantasía, y el rojo de las reservas se acrecienta día tras día.
El problema urgente pasa ahora por un pago al FMI por USD 2700 millones, que debería efectuarse esta semana. Desde Economía habrían indicado que optarían en principio por un adelanto parcial, que se pagaría recurriendo a derechos especiales de giro del propio Fondo.
Massa necesita al menos otros USD 8000 millones para llegar a las elecciones y mantener sus pretensiones de candidato dentro o fuera del grupo que maneja el país, y el reloj corre.
Alguien deslizó una definición sobre lo que finalmente hará el FMI. "O le prestas a la Argentina para que pague o directamente no paga. Ambas partes extenderán el diálogo y fingirán que todo está solucionado". Probablemente así sea, y el gobierno tome aire en el corto plazo. Quizás ocurra lo contrario y todo se agrave, pero incluso en el primer caso más temprano que tarde volverán los problemas. Es inexorable con este esquema.
Como fuere Massa quiere ser candidato a vicepresidente y una crisis aun mayor en este momento lo dejaría fuera de carrera