Claudio Gianni
20 de Julio de 2023
Ante la requisitoria del Fondo Monetario Internacional, este viernes habría anuncios que, todo indica, van a profundizar el intervencionismo. La cancha se seguiría inclinando en contra del agro, al tiempo que sus mercados pierden toda referencia.
Otro día de desconcierto. Un jueves con mercados muy frenados, en medio de rumores de un dólar diferenciado para el agro y de nuevas trabas a las importaciones. En síntesis, nuevamente la Administración y su acendrada vocación por profundizar errores terminarían de romper el negocio del campo, para darle vida a escenarios ficticios que a mediano plazo no harán otra cosa sino agravar el presente de nuestra economía. Queda la esperanza de que los rumores que circulan, nada tengan que ver con las medidas que este viernes adoptaría el gobierno.
Por lo pronto, al momento de escribir estas líneas Economía dejaba entrever que estaba todo virtualmente abrochado con el Fondo Monetario Internacional, el mismo organismo que días antes las principales espadas del oficialismo se encargaron de denostar. El prestamista global, por su parte, avisaba sobre la tarde del jueves que continuaban trabajando con los enviados argentinos. "Las discusiones siguen enfocadas en las políticas para fortalecer las reservas y mejorar la sostenibilidad fiscal", enfatizaba el texto. Léase devaluación y ajuste, las dos palabras que horrorizan a la líder del espacio y obligan a armar verdaderos engendros de corta vida como los que se estarían pergeñando.
Lo que está en juego es el documento técnico que deberá ser aprobado por las autoridades del FMI, trámite que puede llevar más de una semana y obligar a la Argentina a pagar los USD 2600 millones que vencen a fin de mes sin desembolso previo del organismo, justo cuando el BCRA se acerca a una relación neta entre activos y pasivos negativa en derredor de los USD 7000 millones.
Nadie se anima a asegurar que el acuerdo se cerrará antes de las PASO, por lo que promediando agosto el BCRA pondría al borde del precipicio los yuanes que le quedan. Algunos se animan a arriesgar que si no hay trato con el Fondo podría llegarse a un nivel activos/pasivos incluso superior a los -11 mil millones para fines de agosto.
Lo que estaría claro es que el gobierno va a aferrarse a la idea de evitar un salto devaluatorio superior a lo que marca el crawling peg que viene aplicando. En este camino, y sin mayores ideas a la vista, seguiría profundizando las mismas medidas cuyos resultados se vienen deteriorando con cada intento, empezando por el último dólar agro.
Las versiones indican que en lo inmediato la ecuación mejorada no incluiría a la soja sino a maíz, sorgo, cebada y girasol. Se insiste en una paridad cambiaria en derredor de los $ 350, que parece muy poco atractiva para seducir a quien tiene grano sin vender en el campo o en destino. Se sumaría un aporte de las economías regionales, que de hecho difícilmente sea determinante. Todo coronado con un encarecimiento de las importaciones.
Una y otra idea tienen en principio una colectora común: van a alimentar una inflación que ya no puede tolerarse, castigando especialmente a quienes menos tienen. Los rumores encierran otros desaguisados que podrían complementar esta idea poco feliz. En principio, se conocen las consecuencias que tendría este esquema aplicado al maíz en las producciones de leche y proteína animal. De ahí que se rumorea que puede caerse en un desarreglo aún más profundo: implementar un dólar diferenciado solo para lo que va al mercado externo.
Se habla de unos 21 millones de toneladas de maíz aun no negociados, y de un compromiso de los exportadores que ya pagaron DEX. Pero en caso de implementarse esta movida, todo dependerá de los productores y su necesidad de vender.
Por su parte la traba a las importaciones encarece insumos, pero por sobre todas las cosas complica el acceso a ellos cuando provienen del exterior. En buen romance, muchos se pondrán muy caros, y otros brillarán por su ausencia. Varias actividades ya están padeciendo esta realidad, que podría profundizarse. Por lo demás, se habla de que el endurecimiento de las limitaciones existentes vía un arancel diferencial (¿30%?) no alcanzaría a todas las compras de bienes e insumos nacidos fronteras afuera.
La sensación es que todo esto no va a servir y solo complicará más las cosas. El último dólar soja no alzanzó para apuntalar las reservas del BCRA, porque el gobierno gasta montañas de billetes verdes para sostener los dólares financieros y el blue, con dudoso éxito. Pero además, esta trama de regulaciones e hijos y entenados es alimento para la burocracia y la creación de "rulos" que llevarán pingues ganancias a los bolsillos de más de un vivo.
El cálculo puede verse de otro modo. Economistas de fuste entienden que dando vueltas por el campo e instalaciones de almacenamiento del más diverso tipo y pertenencia puede haber unos USD 5000 millones, de los cuales el Central podría capturar USD 2000 millones. Oxígeno para llegar a las PASO, como mucho.
Mientras tanto, para cubrir este nuevo desaguisado medios amigos del gobierno han hecho correr un comentario por demás sospechoso: "el Fondo pedía una devaluación del 80%". Es la épica de la batalla contra el "imperialismo". Ideas con olor a naftalina que condenan al país a volver atrás varios casilleros en el juego del progreso para todos.
¿El productor? Haciendo lo que puede en un mercado que ya no reconoce ninguna referencia. Como tantos otros, la meta para ellos es resistir. Un sacrificio que se acepta imaginando un diciembre distinto, una vuelta de página que deje atrás un periodo oscuro en todo sentido.