El período de destete es una etapa complicada para madres y terneros. El estrés generado condiciona a los animales a sufrir desadaptaciones que los predisponen a enfermarse o simplemente terminan generando pérdidas de peso.
La nutrición mineral es uno de los aspectos a revisar durante esta etapa. En zonas con carencia de cobre suele ser parte del plan sanitario la aplicación de un suplemento inyectable.
Su uso no requiere grandes cuidados. Si bien se suelen temer los cobres inyectables por generar toxicidad, la realidad es que no existen en el mercado productos que empleados en la dosis indicada causen toxicidad. Por el contrario este accidente sólo puede ocurrir cuando hay errores de dosificación causados por el uso de productos que sedimentan o por descuido del operador. El riesgo más grande es asumir que se están aplicando dosis importantes. Esto no es real. Las dosis de cobre inyectado, aún cuando se emplean las marcas más serias, no es importante. Esto se debe a que no se
pueden aumentar las dosis por el riesgo de toxicidad. Por el contrario, muchos fabricantes suelen reducir su concentración para limitar los riesgos de toxicidad. Lo indicado es usar productos confiables, respetar las dosis de prospecto y asumir que si los animales siguen expuestos a la carencia no se cubrirán más de 2 a 3 meses. El uso oportuno de cobre evitará que el animal sufra fallas en la generación de energía química a nivel tisular, aumentará su capacidad antioxidante y por ende su capacidad inmune, y tendrá entonces más posibilidades de sobrellevar la adaptación a un período.
El destete genera distintos tipos de estrés en el ternero, los cuales se van sumando y atentan contra la fisiología del animal. La separación de la madre y la reubicación del ternero en otro ambiente es un cambio social que genera inquietud, reduce el consumo de alimento. Simultáneamente los animales destetados y cambiados de ambiente se encuentran con desafíos inmunológicos nuevos, que los predisponen a enfermedades multifactoriales como neumonías o a simples parasitosis. Si se tiene en cuenta que muchas de las enfermedades son secundarias al desarrollo de flora normal oportunista, el estrés es la puerta de entrada a estos cuadros. Los cambios de dieta propios de los destetes son un problema para la adaptación. Cualquier modificación de la dieta conlleva 2 semanas de ajustes ruminales para optimizar su fermentación, a las cuales se les suman otros 7 días de adaptación metabólica a esos cambios. Todo este período ocurre entonces con un aporte inadecuado de nutrientes, existiendo entonces un estrés nutricional. Los minerales suelen contribuir a bajar las consecuencias del estrés, especialmente cuando aportan capacidad antioxidante para el animal. En este sentido, además del cobre ya citado, un estatus adecuado de zinc y de selenio serían de importancia en este momento.
El zinc es un mineral muy requerido por animales en situaciones de estrés. Por un lado porque genera capacidad antioxidante, y por otro lado porque mantiene el consumo de alimento. Una carencia de zinc durante el destete generaría por ende tejidos dañados por la elevada actividad metabólica que implica el estrés de adaptación, pero además reduciría el aporte de todos los elementos que llegan por dieta para sobrellevar el momento, como la propia energía que se consume en demasía hasta los minerales y vitaminas que se consumen en exceso, especialmente aquellos relacionado con las defensas antioxidantes. La forma más adecuada de aportar el zinc el suplementando las dietas de modo que estas llegan a aportar 30 mg de Zn por kg de alimento seco. En sistemas de cría la alternativa más adecuada es aplicar soluciones inyectables, pero como solución de compromiso tienen limitaciones. Deben usarse productos que aporten al menos 1 miligramos por kilo de peso y asumirse que se están cubriendo los primeros días de adaptación, siendo ideal por ello suplementar por esta vía dos semanas antes y nuevamente durante el destete.
El selenio es un elemento muy difícil de evaluar por las técnicas de laboratorio que requiere y generalmente se mide de manera indirecta por la actividad de enzimas dependientes de selenio en la sangre. Igualmente se han realizado estudios que demuestran su importancia en estados de elevado estrés. En este sentido es un elemento esencial para las defensas antioxidantes del animal, y por otro lado permiten el funcionamiento de las hormonas tiroideas, las cuales se encargan del ajuste metabólico del animal. El selenio puede administrase por vía inyectable sin limitaciones, siendo su dosis indicada de 0,1 miligramos por kg de peso vivo. Esta dosis cubrirá el período de adaptación.
Otros minerales tendrían importancia menor u ocasional en el estrés del destete, como manganeso o iodo. El primero no suele faltar en el alimento y los requerimientos son bajos, reduciendo los riesgos de carencia. El iodo comparte con el selenio el mantenimiento de las funciones tiroideas, pero sólo sería de importancia en áreas con carencia demostrada de este elemento.
Laboratorio de Nutrición Mineral y de Fisiología Reproductiva de la Facultad de Cs. Veterinarias
Artículo publicado en Cicloneo
