El cuadro adjunto muestra la proyección de resultados para la zona oeste de Buenos Aires, sobre la base de los precios estimados a cosecha 2014, para girasol, maíz, soja, y trigo. Se presentan las cifras para los cultivos realizados por administración en campo propio y bajo la forma de arrendamiento en campos de terceros.
A la ola de calor de las últimas semanas se suma la falta de lluvias. Las últimas lluvias alcanzaron el noroeste de Bs.As., desde Trenque Lauquen hasta General Villegas. En el resto de la zona no hubo lluvias de importancia. En este contexto, los suelos están perdiendo aceleradamente las reservas de humedad.
Los cultivos muestran signos de estrés. El maíz sembrado en fecha óptima a fin de septiembre y principio de octubre se encuentra en plena etapa crítica de floración, y necesita lluvias para evitar una importante caída en los rindes potenciales. La soja de 1ª, en tanto, cuyo crecimiento y desarrollo era muy bueno hasta hace unas semanas, lo frenó con el intenso calor. Las plagas, en tanto, comienzan a manifestarse, y ya se realizan controles de arañuela y de orugas. En cuanto a la soja de 2ª, muchos lotes no han podido sembrarse por falta de humedad, al igual que el maíz tardío. Los lotes sembrados se ven sufridos.
En las proyecciones a cosecha del cuadro adjunto, para siembras por administración en campo propio, los resultados de la secuencia trigo/soja 2ª son en cierta medida nominales, ya que se ha sembrado y cosechado muy poco trigo. El maíz y el girasol muestran números complicados. Los rindes de indiferencia para cubrir costos totales en campo propio son de 27 qq/ha en trigo, 17 qq/ha en soja de 2ª, 73 qq/ha en maíz, 19 qq/ha en girasol y 25 qq/ha en soja de 1ª.
En campo arrendado, las proyecciones para los precios y costos expuestos muestran quebranto para girasol. En el resto de los cultivos hay quebranto para los rindes bajos del rango. Los rindes de indiferencia son de 34 qq/ha en trigo, 21 qq/ha en soja de 2ª, 89 qq/ha en maíz, 25 qq/ha en girasol y 32 qq/ha en soja de 1ª.
Los números son cada vez más complicados ante costos en dólares que se mueven al alza. En un contexto de mercados internacionales con precios más flojos, se pone en evidencia la enorme carga de las retenciones a las exportaciones, que no deberían existir. El trigo y el maíz sufren además un descuento adicional que viene dado por la intervención en el mercado de exportaciones. Cuando no se otorgan permisos de exportación, o se otorgan pocos, el consumo interno no tiene necesidad de competir con la exportación, y paga precios por debajo de la paridad de exportación.
En la última campaña de trigo, la situación de altos precios fue coyuntural, y obedecía a la escasez de trigo por la coincidencia de una mala cosecha con una superficie sembrada de las más bajas en la historia. En la campaña 2013/14, que ahora concluye, los rindes acompañaron. De cara a la próxima campaña 2014/15, no se puede dejar todo librado al clima. La única forma de que se vuelva a sembrar mayor superficie de trigo y maíz es con la liberación de exportaciones como primera medida, y bajas en las retenciones como segunda medida, en orden a su total eliminación.