Ganadería

Los buenos tiempos ya pasaron

Luego de dos años de muy buenos precios ganaderos, lo ocurrido en los últimos meses marca un nuevo escenario para los productores

3 Nov 2012

"Es evidente que lo mejor ya pasó para los precios de la hacienda", aseguró Ignacio Iriarte en una jornada organizada por los CREA de la zona Mar y Sierras en Tres Arroyos.

Si bien todavía pronostica "precios atractivos" y un futuro "promisorio" para la ganadería vacuna en el largo plazo, en lo inmediato observa precios frenados por la salida de una gran cantidad de animales de feedlot. El especialista agregó que el principal obstáculo que tiene la ganadería hoy es la inflación, que está licuando las subas de precios de la carne y también le quita competitividad a la exportación.

Según Iriarte, la ganadería se ha convertido en una actividad "dependiente del mercado interno", justo cuando la economía argentina está estancada, lo que supone un cóctel peligroso para la cadena, especialmente para los productores.

La suba de precios y de rentabilidad siempre sucede a la salida de una liquidación muy fuerte, como fue la de 2007/2009. "En 2010 hubo una suba de cañita voladora para los precios. Ante la duda no se vendió, lo que redujo aún más la oferta; las pariciones siguieron bajas como consecuencia del maltrato del rodeo en los años anteriores", recordó el analista. Así, en noviembre de 2010 se llegó al pico de precios; 2011 fue un año de transición, y en 2012 el mercado ganadero da señales de fatiga. A este proceso natural se le suma un enemigo muy fuerte, con el cual "la pelea está perdida de antemano, que es la inflación", advirtió.

Sobre este fenómeno, Iriarte manifestó: "Yo viví varios procesos de inflación y es imposible correrle. Es impensable que los precios de la hacienda crezcan a una tasa del 25% anual. Lo máximo que podemos aspirar es a aumentos nominales menores, que sólo van a amortiguar sus efectos".

Exportaciones en caída libre

"Si se analiza el mercado ganadero con una visión de largo plazo sigue habiendo lugar para el optimismo. Pero en el corto y en el mediano plazos estamos dependientes de lo que suceda en el mercado interno", aseguró Iriarte. El analista explicó que "a la exportación se le pusieron muchas trabas en los últimos tres años y se cerraron numerosas empresas".

Agregó que "las empresas que quedan han escarmentado y entendieron el mensaje lanzado desde el Gobierno: «No tienen que exportar, sino adaptarse lo más posible con ventas al mercado interno»".

Por ello, "a pesar de que en este momento el Gobierno levantó algunas de las restricciones más groseras al sector ganadero -como son los ROE o las limitaciones a la cuota Hilton- se está exportando muy poco", advirtió. En septiembre se embarcaron sólo 13.400 toneladas.

Sostuvo que esto se da, primero, por el cierre de empresas exportadoras y, sobre todo, por la caída de la competitividad de los productos argentinos con el exterior. "En un régimen de mayor libertad, ahora el problema decisivo es el atraso del tipo de cambio. Hasta que esto no se resuelva, el ganadero va a depender del mercado interno", aseguró.

Competitividad

Mientras tanto, Iriarte afirmó que "cuando uno habla con los exportadores, dicen que con este precio de la hacienda no tienen posibilidades de competir en el mercado externo". El problema del retraso del tipo de cambio no sólo afecta a la carne, sino que también perturba a todos los productos exportables de nuestro país. No obstante, la carne vacuna "tiene algunas cargas más, como el 15% de retenciones a la exportación y la contribución a la Gran Barata para el mercado interno", distinguió.

Por lo expuesto, el disertante comentó que "las exportaciones viene cayendo ininterrumpidamente en los últimos años. Pasamos de 664.000 toneladas en 2009 a 240.000 en 2011 y a 180.000 en 2012, con tendencia declinante".

En el cierre de su presentación, el orador comentó: "Se está produciendo más carne en el peor momento, cuando el consumo está débil. Estacionalmente puede haber un repunte de precios a fines del verano, cuando caiga la producción de carne por el bache forrajero y las amas de casa vuelvan de vacaciones con el efecto «heladera vacía». Pero es difícil que la hacienda recupere lo que perdió en dos años de inflación", adelantó.

Iriarte marcó que, al mismo tiempo, se da una competencia nunca vista de la carne de pollo, cuyo consumo creció fuertemente de la mano de la promoción oficial.

En cuanto a la exportación, auguró: "Va a seguir planchada hasta que la macroeconomía no cambie. El mercado internacional ya hizo por nosotros todo lo que podía hacer: el precio internacional de la carne en los últimos siete años casi se triplicó, pero el peor enemigo de los exportadores es la inflación, que esmeriló el tipo de cambio alto y competitivo".

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