La siembra de soja de la campaña 2020/21 arrancó con algunos contratiempos en Brasil, principalmente por la escasez de precipitaciones en gran parte de las zonas productoras. Esta situación generó alerta en los mercados, pero con el correr de las semanas, las condiciones climáticas mejoraron, registrándose precipitaciones que favorecieron el desarrollo del cultivo, aunque se prevén condiciones de tiempo seco que podrían provocar algunas complicaciones para la soja que se encuentra en su período crítico.
En este contexto, la Compañía Nacional de Abastecimiento de Brasil (CONAB) estimó en su informe del 13 de enero una producción de 133,7 millones de toneladas, recortando en poco menos de un millón de toneladas respecto a la estimación anterior. En relación con la campaña 2019/20, la cosecha aumentaría 8,8 millones de toneladas, posicionándose como el mayor productor de soja del mundo, desplazando a Estados Unidos por segundo ciclo consecutivo.
En el plano comercial, las exportaciones de Brasil fueron de 274.000 toneladas en diciembre, un 92% por debajo de igual mes de 2019. Sin embargo, durante todo el año 2020, las exportaciones superaron las 83 millones de toneladas, 9 millones de toneladas más que el año previo y el segundo mayor valor en la historia, como consecuencia de una mayor disponibilidad de la oleaginosa y una demanda más activa por parte de China.
En Argentina, las labores de siembra prácticamente han finalizado, con un avance del 97% de las 16,85 millones de hectáreas a sembrar estimadas por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. En las últimas semanas se produjeron precipitaciones que brindaron un alivio al cultivo en la mayor parte del del país.
Si bien los milimetrajes acumulados en general son favorables para el desarrollo del cultivo, será necesario monitorear la evolución sobre las distintas zonas agrícolas del país. Para la soja de primera de ciclo largo, las reservas hídricas en La Pampa, Centro-Oeste de Córdoba y Sudoeste de Buenos Aires presentan condiciones de sequía y de reservas escasas, pudiendo impactar de manera negativa en los rendimientos.
Mientras que, para la soja de segunda, sembrada más tarde, las reservas hídricas mejoran notablemente en gran parte del territorio agrícola. Por el momento, la única proyección de producción, efectuada por el USDA, se sitúa en 48 millones de toneladas, 2 millones de toneladas por debajo de la proyección del mes previo.
A los primeros días de enero se llevan comercializadas 38 millones de toneladas de soja en el mercado argentino, equivalentes al 78% de la producción del ciclo 2019/20 (82% es el promedio de las últimas cinco campañas) que se situó en 49 millones de toneladas.
Este guarismo es 6,2 millones de toneladas inferior a lo comercializado a igual fecha del año anterior, básicamente por la caída en la producción. De la nueva campaña, 2020/2021, las compras de industriales y exportadores a la fecha son por 5,7 millones de toneladas, 7,3 millones de toneladas menos que a igual fecha del año previo. El precio en el mercado local copió las subas del mercado internacional, con valores en torno a los USD 350 por toneladas, los más altos desde 2014.
A nivel mundial, la producción de soja se ubicaría en 361 millones de toneladas, 1,1 millones de toneladas menos que lo estimado por el USDA en su reporte de diciembre. Por el lado de la demanda, el consumo fue aumentando nuevamente, ubicándose por encima de la producción por segundo ciclo consecutivo. De esta manera, la relación stocks/consumo se ubica por debajo del promedio histórico y en el menor nivel de las últimas siete campañas.
La posición de los fondos especulativos en el mercado de Chicago continúa siendo comprada y en uno de los mayores valores de su historia consolidando las expectativas al alza del precio de la oleaginosa. Sin embargo, el elevado volumen negociado implica un riesgo bajista si esas posiciones se desarman rápidamente. Mientras tanto, los fundamentos referidos anteriormente sostienen el precio de la soja.
En Chicago, las cotizaciones alcanzaron su máximo valor en 6 años, superando los USD 520 por tonelada. En el último mes, el precio de la oleaginosa registró una suba de más de USD 90. Una demanda robusta, producción menor a la esperada y un contexto económico internacional que presenta tasas de interés bajas impulsaron estos valores.