La seca no afloja, China no empuja lo suficiente y el gobierno no quita sus garras de las exportaciones de carne vacuna. Las hembras de menor calidad vuelven a fojas cero en materia de precios.
Los números indican que por ahora el gigante asiático no estaría colmando las expectativas que despertó la revisión de su caso por parte del USDA. Hay que recordar que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos cambió su pronóstico negativo para la evolución de las importaciones de carne bovina por parte de China en 2023, por otro que visualizaba un crecimiento de las compras externas hasta un total de auspiciosos 3.4 millones de toneladas.
Fue una novedad muy celebrada en su momento, porque la locomotora de Oriente no es cualquier importador, es un cliente excluyente para la Argentina, Uruguay y en menor medida Brasil. Los tres explican el 75% de las importaciones de China. De acuerdo con analistas uruguayos, teniendo en cuenta la proporción de carne con y sin hueso importada el año pasado, mensualmente deberán zarpar desde esta región unas 165 mil toneladas para cumplir con las expectativas.
Entre noviembre y enero pasados el Mercosur exportó unas 155 mil toneladas por mes a China, pero en febrero el volumen embarcado fue bastante inferior. Se estima que entre los tres cargaron unas 128 mil toneladas, es decir, 37 mil menos que las probables necesidades de importación de China. Así, entre noviembre y febrero las exportaciones del Mercosur acumulan un déficit de unas 68 mil toneladas respecto de la expectativa de demanda de China para este año. Y se sospecha que con Brasil excluido de este mercado por el caso de vaca loca en Pará, el déficit de marzo va a superar las 50 mil toneladas.
Probablemente todo terminará acomodándose, pero dada la magnitud del cliente la menor presión de compra se siente de manera importante. Cabe recordar que la visión mejorada del USDA tiene que ver con el final del Covid Cero en China, la movida de Xi Jinping que daño severamente el consumo en este país. Hoy existe un optimismo cauteloso para el sector de hoteles y restaurantes, quizás más prudente de lo imaginado cuando se decidió terminar el citado experimento, de dudosos resultados.
Actualmente la industria hotelera espera tres etapas de recuperación en los próximos 12 a 18 meses. Desde finales de 2022 hasta el primer trimestre de 2023, con un número creciente de infecciones y un reinicio lento de los viajes, la mayoría de los hoteles sospechaban seguir viendo menos clientes y sufrir nuevas pérdidas. En buen romance, hay una ruta de cambio, pero que no se materializa inmediatamente.
Mientras tanto, entre nosotros se generaliza la baja de precios de la hacienda, especialmente para las vacas regulares y conserva, la categoría que buscan los chinos, otra vez atrapadas en una doble pinza negativa. El punto es que la hembra acumulaba hasta el último viernes tres semanas en caída.
Los arribos de vacas en Cañuelas se muestran cada vez más abultados; los últimos siete días se ubicaron 30% por arriba del promedio semanal de 2022, en tanto la anterior semana arrojó un 44% por sobre lo habitual. El criador no tiene forma de aguantarlas, falta pasto y los costos suben y suben. Los precios de la vaca van en sentido contrario, mucho más grave si se considera que en el medio hay que contabilizar el impacto de niveles de inflación intolerables. Las vacas menos favorecidas en cuanto a su calidad ya han devuelto todo lo ganado hasta avanzado febrero.
El Rosgan habla de una vasta proporción de vacas saliendo de los campos directamente con destino a faena. En los dos primeros meses del año, debieron ser trasladadas hacia otros establecimientos para continuar con un proceso de cría o invernada cuanto menos 450 mil vacas, un 12% más que el año pasado, mientras que una cantidad semejante, unas 445 mil cabezas, fue remitida directamente a faena, lo que supone un incremento del 25% respecto de los envíos de un año atrás.
La falta de campos para terminar esta categoría de hacienda que sale flaca y en muy mal estado, pero que en otro escenario sería merecedora de sumarle kilos previo a la venta, hoy determina que llegue al mercado saturando los corrales de la conserva. Como consecuencia de esta sobreoferta, la vaca flaca de inferior calidad no para de caer, 40% en el último mes.
¿El gobierno? Bien, gracias. Sostiene las restricciones a las exportaciones de cortes de las vacas categorías A, B y C, que son las que revisten una mejor condición corporal. Cero colaboración por este lado.