Reflexiones oportunas del mercado de granos
Luego de un enero de continuas y generalizadas bajas en Chicago, el mes de febrero muestra un comportamiento más amigable en materia de cotizaciones. Resulta claro que la evolución del mes pasado estuvo signada por el accionar de los fondos especulativos y su marcada actitud vendedora, consecuencia de factores ajenos a los fundamentos propios del mercado que, a su vez, también pueden catalogarse como negativos para los precios. En efecto, la liquidación de los “fondos” fue la respuesta a la generalizada convicción de que los commodities (granos entre ellos) se ven afectados negativamente por la debilidad en las cotizaciones del petróleo combinada con la firmeza del dólar. Más allá de que dicha convicción sea discutible, lo cierto es que los productos agrícolas que cotizan en Chicago fueron víctimas de la misma.
Reflexiones al respecto. En primer lugar, reconocer que los fundamentos del mercado son bajistas y que no necesitan “ayuda extra” para presionar los precios. En tal sentido, no se puede negar que estamos frente a una producción mundial récord simultánea de trigo, maíz y soja por segundo ciclo consecutivo. Tan cierto es ello, que no nos parece vital la preocupación de muchos operadores respecto de las mermas productivas de soja en Brasil por razones climáticas. Creemos que, felizmente para nuestros farmers, Argentina podría compensar en gran medida las mismas.
Pero insistimos en nuestra convicción de que la plaza granaria no es una plaza “matemática”. Lo realmente relevante para el mercado es la evolución del flujo comercial esperable. O sea, que la demanda encuentre oferta en tiempo y forma. En tal sentido, en Brasil el ritmo de ventas se ha normalizado al compás de una devaluación del real (más de un 20% desde la siembra) que compensa en buena medida las bajas en Chicago (interesante prestar atención al precio de la soja expresado en reales). En cambio, en nuestro país las bajas en Chicago se trasladan a los valores locales ante la persistencia del retraso cambiario y ello afecta significativamente el ritmo de ventas forward (históricamente bajo). Y entonces aquí sobrevienen los interrogantes. ¿Las grandes fábricas pueden llegar a marzo con un volumen de originación tan menguado? ¿Pueden programar adecuadamente su logística de embarques si se mantiene la retracción de la oferta? Pregunten a los involucrados y comenzarán a entender el porqué de nuestra afirmación de que este plaza no es matemática. Otra reflexión muy procedente para quienes hacen hincapié en la firmeza del dólar como un factor negativo para la evolución de los precios tiene que ver con el costo de la soja expresado en la moneda de los compradores. Les aseguro que es muy interesante (y recomendable) mirar los gráficos correspondientes. Allí podrán apreciar que la soja de Chicago expresada en yuanes cotiza un 30% por debajo de un año atrás y ¡es el precio más bajo de los últimos cinco años! No creo que haga falta que la misión oficial en China les advierta de ello (sería... la soja está “balata”). En el caso de la Unión Europea, la soja expresada en euros también cotiza muy por debajo de un año atrás y se ubica en el valor más bajo de los últimos cuatro años. En definitiva. Es cierto que el dólar se ha fortalecido en los últimos meses, pero también es cierto que los retrocesos de la soja en Chicago del último año más que compensan dicha circunstancia. Además, es muy importante tener en cuenta la actitud de la demanda en la plaza global. No sólo no afloja, sino que también muestra cierta convicción de que EE.UU. es un proveedor más confiable que Brasil (algunos problemas de logística últimamente) y que Argentina (menor calidad protéica y otras cuestiones ajenas al mercado que pueden “devaluarnos”).
Por consiguiente, a la hora de evaluar recomendaciones en lo que respecta a las decisiones comerciales a tomar en semejante contexto, se nos ocurre lo siguiente. Es importante evitar la definición de precios locales en plena cosecha y, por consiguiente, “colgarse” con basis de Chicago continúa siendo una buena opción. Nuestra convicción es que la posición Julio Chicago volverá a operar como un mercado de coberturas y reflejará la necesidad de la industria estadounidense de “sacarse de encima” la demanda externa para asegurar el abastecimiento interno. Otra alternativa es la realización de negocios a fijar con anticipo financiero, aprovechando las necesidades de originación de los compradores y evitando la muy probable presión de cosecha sobre los precios durante marzo/julio. A continuación, prender velas para que el clima en el verano boreal nos de una mano. Es justo y necesario...