Alquileres en pugna
Los productores agropecuarios y los funcionarios políticos siguen muy de cerca los números finales de la cosecha de soja de la campaña 12/13, cuya estimación final pasó de casi 60 millones de toneladas en octubre pasado a 50 millones tras la secuencia de inundación y sequía de los últimos tres meses, panorama apenas estabilizado tras las lluvias de la semana pasada.
En medio de un aire de enfrentamiento entre el sector y el gobierno cada vez más espeso, que incluyó durante las últimas semanas intimaciones de la Afip para la liquidación de mercadería y amenazas de "no vender la soja" por parte de la mesa de enlace a partir de abril, el año arranca lleno de incertidumbre respecto al volúmen final de ingresos de divisas que generarán las exportaciones de la oleaginosa.
Sobre esa variable se jugará buena parte del desempeño de la economía argentina de este año (que además de todo, será electoral), necesitada de billetes verdes para calmar el frente cambiario y darle más oxígeno a la actividad privada.
Desde la vereda de los productores el panorama tampoco se ve sencillo, ya que los últimos capítulos meteorológicos encorvan todavía más las espaldas de una porción gruesa de los chacareros, que arrastran deudas desde el año pasado y alternan entre la especulación esperando mejores precios, y el miedo a que el clima les arruine todavía más los números finales de esta campaña.
Con el lastre encima de la muy mala cosecha 2011/12 (apenas 40 millones de toneladas de soja), que se tradujo en menos dólares para la caja grande estatal y los bolsillos particulares, febrero abre la discusión sobre la temporada complicada que afrontará el campo.
Agua y seca
Todos los especialistas coinciden en señalar que pocas veces vieron una conjunción climática tan mala como la que atravesó la región desde diciembre a esta parte. Fernando Botta, de la consultora Agrobrokers, consideró que el escenario climático es muy variado, con zonas muy comprometidas en el sur de Santa Fe, el sur de Córdoba y una parte de Buenos Aires.
"Se está dando una mezcla rara y letal, porque si bien algunos lugares tuvieron agua existe un efecto térmico nocivo por el calor, y sobre todo por la muy baja humedad ambiente que hubo durante todo enero, lo cual hace que aún con agua en el suelo las plantas sufran un stress importante".
Según Botta se ve algo de pérdida de rendimiento porque se sembró muy desparejo, y en algunos lotes incluso demasiado tarde por el exceso de lluvias que hubo en diciembre.
Justamente esa parte es la que hoy más sufre el efecto de la sequía, al tratarse cultivos que estaban en floración "cuando los agarró la falta de agua". "Otro grupo de soja tardía recibió mucha agua, pero ahora siente la sequía mas de lo previsto", agregó el consultor.
Según estimó, los números finales de la campaña sojera muy dificilmente lleguen a los 51 millones de toneladas, aunque aclaró que según su percepción se sembraron unas 19,1 millones de hectáreas, "menos de lo que se dijo".
"Hoy trabajamos con un rinde promedio de 26,5 quintales, lo cual no da una producción final de entre 50 y 51 millones de toneladas, pero tiene que llover más porque si no las pérdidas pueden acelerarse", subrayó.
Por su parte Dante Romano, especialista en temas agropecuarios de la Fundación Libertad, afirmó: "cuando arrancó la campaña en septiembre/octubre, el potencial que se esperaba rondaba las 60 millones de toneladas. Luego vinieron las inundaciones, se sembró tarde y se pasó a 55 millones, después tuvimos la seca y se bajó a 52/53 millones. Y por último tuvimos un enero muy seco que nos hace pensar en 50 millones".
Para Romano, las lluvias de la semana pasada no harán recuperar potencial, pero al menos estabilizarán las pérdidas. "Si este esquema de lluvias continua en febrero y marzo, esperemos no perder mas potencial de lo que ya perdimos".
Respecto a la cosecha de maíz, Botta explicó que si bien el de primera "venía muy bien", seguramente se perdió rendimiento por el secado acelerado que sufrió el grano como consecuencia de la sequía.
"Se ha acelerado el ciclo del llenado, por lo que seguramente se perdió rendimiento, por ahora mantenemos la idea de las 25 millones de toneladas, pero es aproximado".
En cambio, el maíz de segunda "viene sufriendo y mucho", ya que al igual que la soja "sufre una combinación letal de altas temperaturas y baja humedad relativa, aún con agua en los suelos".
Precios sostenidos
A pesar de este panorama, algunas a favor también tienen los productores, más que nada por el lado de los precios.
Según informa un memorándum elaborado por el estudio Bein&Asociados durante la primera semana de febrero, los mayores precios agrícolas compensan los menores volúmenes de producción.
El documente establece, en ese sentido, que las estimaciones de ingreso de divisas por parte del sector agropecuario en el rubro exportaciones de productos primarios y manufacturas aportarían 56.471 millones de dólares.
"La caída de las exportaciones de soja (de 26.741 millones previstos en diciembre, a 26.000 ahora), estará compensada por una suba de precios en el resto de los cultivos, en particular el precio del futuro de maíz en Chicago, que subió 10% en ese lapso".
Respecto al tema precios, Botta consideró que, en principio, la demanda de soja "sigue muy firme". "Damos por hecho que el mercado descontó que la producción sudamericana será buena a pesar de los vaivenes climáticos, ese riesgo ya se absorvió y por eso esperamos una cotización de 505 dólares por tonelada como sostén de precios hasta que Estados Unidos defina su próxima cosecha de soja".
"Si se rompe la barrera de los 550 dólares estaremos ante un gran potencial de recuperación sin que sea una tendencia alcista, esto al menos hasta que Estados Unidos defina sus números para esta campaña".
Consultado sobre la posibilidad de bruscos cambios en las cotizaciones internacionales de los commodities agropecuarios, Botta aclaró que por el momento los fondos de inversión "siguen comprados y no hay grandes entradas de flujos externos al agro", lo que se traduce en precios más tranquilos.
Siempre y cuando, aclaró, el clima se estabilice y no pese más la sequía argentina, lo cual provocaría que el potencial de suba "sea superior". "Por el momento, sería una gran noticia estar por arriba de los 550 dólares", dijo.
Presiones y amenazas
Con un escenario climático complicado y estimaciones de producción y de rinde a la baja, el gobierno salió a presionar a los productores a través de inspecciones de la Afip que, si bien habituales, fueron interpretadas como una apretada para salir a vender la soja que les queda y revitalizar la recaudación de dólares.
Según precisó Botta, el remanente de soja de la campaña 11/12 "es muy bajo", y no se vende "porque es el último resguardo del productor ante la campaña que viene, el último lugar de donde agarrarse para enfrentar una posible crisis climática".
"Hasta no saber cuánto se va a cosechar de soja nueva, va a existir ese saldo no vendido, porque es un ahorro para una eventualidad, es algo habitual con la cosecha y es muy razonable, y ademas quedó menos soja porque hubo poca", agregó.
Romano avanzó por un camino muy parecido, al señalar que la campaña anterior fue muy mala, lo que llevó a que los productores echaran mano de los ahorros que tenían en soja. "En la campaña 2011/2012 hubo que vender todo porque había muy poco".
Respecto a la cosecha nueva, explicó que "hay muy poca vendida, apenas un 6% a precio fijo", ya que los productores están por un lado esperando precios mas altos para vender, y también saber cuáles serán los números finales de la cosecha.
Sin embargo, el especialista de la Fundación Libertad aseguró que la capacidad de retención de mercadería del sector "no es grande", al afirmar que una porción importante de chacareros "tiene las deudas encima y no van a poder sostener mucho mas las ventas".
"Van a tener que salir a vender entre marzo y mayo por cuestiones financieras", dijo, para agregar que el comentario general que corre entre los dueños de los campos es que los productores llegan muy ajustados, con gran dificultad para pagar deudas tanto de arrendamientos como de insumos.
"Los dueños van a tener que refinanciar y acordar pagos parciales y postergaciones hasta la próxima campaña, y eso va a ser igual con todas las deudas que estén acumuladas". En ese escenario, Romano consideró "un gran error" la amenaza de no vender soja esgrimida a principios de semana desde la mesa de enlace, al afirmar que "le da argumentos al gobierno para tomar medidas coercitivas que obligen a vender".
Pero, fundamentalmente, afirmó que los productores "no están en condiciones de esperar hasta julio y agosto" y que "van a necesitar vender antes" por la situación de asfixia financiera que padecen. "Es un error meterse con medidas así porque el gobierno siempre sube la apuesta con los sectores que confrontan".
"Esto puede terminar como el conflicto por la 125, pero con un mal final", explicó.
Combinación fatal
Los excesos de lluvias de diciembre obligaron a sembrar demasiado tarde la oleaginosa, que luego sufrió los efectos nocivos de un enero inusualmente seco en la zona núcleo agrícola.