En julio, se despacharon guías para faena por casi 1,09 millones de cabezas, con una sólida caída del 6% con respecto a julio anterior. Las 7,2 millones de cabezas acumuladas en estos primeros siete meses del año también muestran un retroceso en relación al período comparable de 2013, del 2%.
En tanto, en el trimestre terminado en julio último, se faenaron 3,2 millones de cabezas, 3% por debajo que en el período equivalente del año anterior.
Tendencias
Para apreciar la evolución de la faena con más claridad, Valor Carne analiza la misma tomando los datos por trimestres móviles (períodos de 3 meses terminados sucesivamente en cada mes) y la compara con los de años móviles (períodos de 12 meses terminados en los mismos meses que los trimestres móviles). Así, se puede observar que la variación trimestral es menor que la anual, lo que empuja a que la anual también lleve una trayectoria declinante. Esto es válido tanto para la faena total como para la de machos y de hembras por separado, aunque en hembras hubo un leve retroceso en relación al ritmo de baja que se venía registrando.
En resumen, este proceso, que ya lleva nueve meses, nos confirma la hipótesis de que hemos entrado en una fase de retención del ciclo ganadero, tal como lo venimos sosteniendo en boletines anteriores. Se trata de un proceso suave, lento, hasta débil, sustentado por precios reales de la hacienda que se han recuperado pese al papel casi irrelevante de la exportación.
No se puede dejar de mencionar que persiste una variable que no condice con esta hipotética fase de retención: la participación de las hembras en la faena. La de julio fue de 46,7%, el guarismo más alto desde que en noviembre último se superó el 45%.
Pese a esto, mirando la totalidad de las variables, creemos que hemos ingresado en la mencionada fase de retención. También hay que tener en cuenta que la situación macroeconómica no juega a favor y que sólo la propia fuerza del ciclo y del negocio ganadero podrían neutralizarla.