Es así que vemos como proveen de agua dulce, filtran y retienen nutrientes y contaminantes, amortiguan excedentes hídricos o sequías, mitigan la salinización de los suelos en algunas áreas, almacenan carbono, proveen alimentos, maderas, fibras, combustible, servicios turísticos, desarrollo social, etc.
En los últimos tiempos hemos visto cómo diversos focos de incendio depredaron su riquísima flora y fauna autóctona devastando grandes extensiones y desplazando a las familias, llegando a contaminar inclusive ciudades vecinas con el humo y las cenizas, tal como también pasó este último año en lugares tan disímiles como el norte, el centro, zonas de la Patagonia y el litoral. La sufrieron Misiones, Jujuy, Córdoba, Salta, Corrientes, La Pampa, Santa Fe, Formosa, Chaco, Entre Ríos, Santiago del Estero, y varios lugares del sur: Bariloche, Esquel, El Bolsón.
Ese humo tapó la ineficiencia del Estado: la de los organismos de control y seguridad, ocultó la demora y la eficacia en la detección temprana, en el accionar y ataque rápido y sepultó bajo las cenizas la falta de coordinación y respuestas entre Nación y Provincias. ¿Hace falta una nueva Ley para que esto deje de suceder?
La República Argentina cuenta actualmente con leyes nacionales que deberían proteger y conservar adecuadamente los humedales:
1) Ley 25.675 General de Ambiente
2) Ley 25.335 Ratificación Convenio RAMSAR para Protección de Humedales
3) Ley 25.688 Gestión Ambiental de Aguas
4) Ley 26.815 Manejo del Fuego
5) Ley 26.652 Quemas Controladas
Asimismo, hay una cantidad de Leyes Provinciales que rigen la materia.
Sin embargo, actualmente más de una docena de proyectos de distintos partidos políticos sobre "Presupuestos Mínimo" para el humedal se debaten en el Congreso Nacional, al tiempo que el fuego avanza. La discusión sobre este tema se debe dar descartando fanatismos e ignorancia, en un marco de serenidad y responsabilidad política y no puede depender de una demagogia circunstancial, ni estar cruzada por urgencias de situaciones ambientales presentes.
Apelamos a la dirigencia política, para que evalúe el marco normativo actual y su aplicación práctica, porque no se trata de sumar capas legislativas, sino de su cumplimiento, sus medios y sus resultados. No simplifiquemos los temas importantes ni actuemos bajo la presión de falsas consignas.
La sobreabundancia y superposición de legislación no evita los daños. Lo que previene los siniestros y conserva el ambiente es cumplir las leyes vigentes.