La primera característica notable de las nueces, como alimento de origen vegetal, es su elevado contenido en proteínas, que se sitúa en torno al 14-18% de su peso. Se trata además de una proteína relativamente baja en lisina y a su vez rica en arginina, aminoácido con efecto immunomodulador y precursor del óxido nítrico, capaz de reducir la adhesión y la agregación de las plaquetas.
Las nueces se consideran un importante antioxidante gracias a su contenido en vitamina E, que previene del envejecimiento, de ciertos tipos de cáncer y de enfermedades cardiovasculares. Aportan cantidades apreciables de vitaminas B1 y B6 que favorecen el buen funcionamiento de los músculos y el cerebro. Las nueces proporcionan minerales como el cobre, el zinc, el potasio, el magnesio y el fósforo.
El 90% de las grasas de la nuez son insaturadas; contiene ácidos grasos poliinsaturados esenciales Omega 3 y Omega 6 que reducen el nivel de colesterol de la sangre y protege de enfermedades del corazón. Estos ácidos grasos diferencian las nueces de los otros frutos secos y de la mayoría de los alimentos. La proporción entre ácidos grasos saturados y poliinsaturados que contiene la nuez es de 1 a 7, proporción difícil de encontrar en otros alimentos naturales. Su consumo diario, en sustitución de grasas saturadas, reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Como en el resto de frutos secos, el contenido en hidratos de carbono es bajo y el contenido en fibra es elevado, entre un 3 y un 5% del peso del alimento.
El aporte mineral de las nueces es también interesante: aportan calcio, potasio, magnesio y además son pobres en sodio.
Cada 100 gramos, las nueces contienen:
> Calorías: 688
> Proteínas: 14-18 gr
> Grasas: 59 gr
> Hidratos de carbono: 4 gr
> Fibra: 5 gr
> Vitamina E: 2.92 mg
> Fitoesteroles: 72.0 mg
> Calcio: 94 mg
> Colesterol: 0 mg