Según un relevamiento de la Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (Ciafa), el año pasado el consumo de nutrientes del sector se ubicó en 3,14 millones de toneladas. Ese volumen representó una baja del 15% respecto de 2011.
La cifra sobre el consumo contrasta con otra: en la campaña anterior la extracción de nutrientes del suelo que no se repusieron se ubicó en 5,07 millones de toneladas y al finalizar la cosecha 2013 (cuyo volumen total rondaría, según estimaciones oficiales, 99,75 millones de toneladas de granos, sin considerar algodón) se estima que ese número trepará a 6 millones de toneladas.
"La Argentina debería estar aplicando cerca del doble de fertilizantes de lo que aplica hoy en día para mantener los rindes en forma sostenida y seguir queriendo ser el productor de alimentos que el mundo demanda", agregó.
En Ciafa, la cámara que realizó el relevamiento sobre el consumo de fertilizantes, su director ejecutivo, Carlos Capparelli, precisó que de los 6 millones de toneladas de fertilizantes extraídos no repuestos que exhibiría la cosecha 2013, unos 2 millones de toneladas corresponden a potasio y los otros 4 millones a nitrógeno, fósforo y azufre.
Luces amarillas
Para Capparelli, el suelo argentino tiene aún importantes reservas de potasio, pero hay luces amarillas encendidas sobre los otros tres nutrientes: nitrógeno, fósforo y azufre. Según dijo, descontando el mejor escenario para el potasio, el déficit de nutrientes en el suelo es equivalente a un año y medio de la aplicación de fertilizantes. "El déficit se va ampliando porque se espera que la cosecha crezca y no se repone. Estamos poniendo nutrientes por 3 millones de toneladas, pero extraemos por 9 millones de toneladas, con lo cual faltan 6 millones de toneladas", afirmó.
Como se mencionó, en 2012 el consumo mostró un descenso del 15 por ciento respecto de 2011. Según Ciafa, hubo dos factores que influyeron en ese resultado. Por un lado, "una sensible baja en el área sembrada con cereales, especialmente trigo". Vale decir que históricamente el cultivo de trigo traccionó volúmenes importantes de ventas. Sin embargo, desde que el Gobierno intervino su mercado el cereal perdió dos millones de hectáreas, aproximadamente, y eso se tradujo en un menor consumo de fertilizantes.
De acuerdo con Ciafa, otro elemento que afectó el consumo de 2012 fue "una campaña climáticamente adversa, con situaciones de exceso hídrico en el momento de la siembra y falta de humedad durante diciembre-enero".
En este contexto, Fay precisó que si no hay señales hacia el trigo y el maíz, el otro cereal con una importante demanda de fertilizantes e intervenido por el Gobierno, será difícil que aumente la siembra y, por ende, el uso de esta tecnología. "La incorporación más grande de tecnología se hace en cultivos como el trigo y el maíz. Si las señales económicas y de precios de exportación sujetos a ROES [los Registros de Operaciones de Exportación, que otorga el Gobierno para poder exportar] siguen siendo las mismas que en 2012, me cuesta ver que haya un incentivo para la siembra de estos dos cultivos, más allá de lo que se sembró en 2012", opinó.