Deporte

Guillermo Barros Schelotto: "No siento una presión extra, en Boca estoy como en mi casa"

El mellizo busca cambiarle la cara al equipo en días, pero sabe que todavía falta; quiere recuperar el protagonismo y la presencia

18 Mar 2016

Ahora se mueve con gestos más tranquilos que cuando jugaba. Antes, por ahí se paraba delante de un árbitro y desde el palco de prensa se lo veía levantar y bajar los brazos, protestar. Eso se veía. En realidad, le estaba diciendo: "¡Pero qué bien que estás dirigiendo!". En otras oportunidades, le pegaba un puñetazo al aire en señal de fastidio porque una definición no le salía como quería. Hoy, desde el rol de DT de Boca, es al revés: Guillermo Barros Schelotto no quiere señas. Busca más entrega y juego, potenciar la presencia del equipo para que Boca sea un hueso difícil de roer para cualquiera. Es, justamente, quien lleva adelante la premisa de "entrenar duro" para "ser un equipo duro". Ese fue el primer mensaje que le bajó al plantel. Quizá, sólo por eso, hoy uno de los referentes xeneizes como Fernando Gago se queja menos e intenta jugar más. Apenas un detalle. Pero el Mellizo pretende, como punto de partida de su Boca, el que recién empezó a construir, prácticas más rigurosas y exigentes, no sólo desde el punto de vista físico, sino también táctico y estratégico. En una charla con LA NACION, explicó que de a poco va inculcando cuestiones de su sello, pero que hoy están lejos del protagonismo pretendido: "Hoy no creo que pueda decir que Boca sea candidato". Sí asegura pelea por los objetivos, lucha por ser campeón, ganas de ser protagonista. Por ahora, las intenciones son más fuertes que los tiempos de trabajo.

-¿Cuántos entrenamientos necesitás para que se vea un equipo de Boca con tu sello?

-No sé. Porque a los jugadores los conozco quienes son o como juegan, pero todavía no los conozco desde lo personal. Todavía no sé en cuánto tiempo cada uno puede agarrar la idea, adaptarse o engancharse con el concepto. De a poco algo se va a ir viendo, pero lo ideal siempre es tener, como la mayoría de los equipos, la pretemporada, donde realmente convivís con ellos y los conocés realmente. La pretemporada no sirve solamente para lo físico, sino para conocer al jugador en el día a día, en lo humano. Los dolores, cómo saben manejarlos. Capaz que uno puede entrenarse con dolor y otros no. Otros que se entrenan con dolor porque son tan profesionales que no lo sienten.

-¿En Lanús cuánto tardaste?

-Y. tardamos. Hicimos una pretemporada en el 2012 en el predio de la AFA, pero el equipo se fue armando. Fuimos encontrando jugadores en las inferiores. Pero son otros tiempos. Porque en Lanús peleamos el primer y segundo torneo, pero en el tercero, además de luchar arriba, ganamos la Sudamericana. Y ahí encontramos el mejor equipo.

-De la generación dorada que condujo Bianchi, sos el primer gran ídolo que se hace cargo de la dirección técnica de Boca. ¿Sentís que ponés en riesgo todo lo que lograste como jugador, que está en riesgo la estatua o el cariño de los hinchas?

-No. Creo que no está en riesgo eso. Ni el cariño del hincha, ni el reconocimiento como jugador. El hincha lo demostró el lunes ante Unión y eso será para siempre. Lo que me toque vivir como DT podrá sumar a eso o podrá afectar en algo, pero no va a arruinar lo que viví como jugador, sea bueno o malo.

-Estuviste tres años y medio en Lanús y llegás a un club que, en ese período, tuvo tres entrenadores. ¿En Boca los tiempos de trabajo son más cortos?

-No lo pensé. Conozco lo que es Boca porque jugué 10 años. Sé que en Boca tienen que ver mucho el resultado y las formas. Y que más allá de todo, igual te podés ir.

-¿Hay un tiempo o un plazo ideal para desarrollar una idea?

-No. El tiempo lo va determinando uno según las motivaciones que tenga. Puede ser corto o largo. Los tiempos largos seguramente serán respaldados por la dirigencia y obviamente con resultados.

-¿Ves a Boca campeón del torneo local o de la Libertadores?

-Acaba de cambiar de entrenador. No creo que pueda decir hoy que Boca sea candidato cuando acaba de cambiar al DT. Sería mentira si dijera eso. Sí creo que estamos para pelear, como dije cuando asumí. Que a pesar de que Boca fue campeón hace poco, hoy partimos del mismo escalón que los demás equipos.

-¿Cómo definís tu estilo?

-Me gusta presionar y tratar de jugar bien. Ser protagonista, ambicioso. Tener la responsabilidad y hacerse cargo del partido. Eso, muchas veces, te lleva a ganar un encuentro que tal vez estaba emparejado.

-En Lanús se veía un equipo con rebeldía, protagonismo, picardía e inteligencia, cualidades tuyas en tu etapa de jugador. ¿Hay otra virtud que vos le quieras impregnar a ese estilo?

-Ser ofensivo, ambicioso, presionar. Son pocos los equipos que salen a jugar de igual a igual. Siempre hay mucha más especulación, que pretender ir a ganar. Por cómo veo el fútbol yo, creo que el que sale a ganar corre con ventaja.

-Con River en el segundo tiempo no se vio eso...

-Influyó el contexto. Veníamos de jugar otro clásico con Racing. Sabíamos que no íbamos a poder mantener la intensidad.

-¿Te interesa ser más vertical que tener la posesión del balón?

-No, no. Las dos cosas. Lo que pasa es que podés tener jugadores que sean más verticales o jugadores que manejen mejor la posesión del balón. En Lanús, cuando estaban Guido Pizarro o el Chino Romero, se jugaba mejor y teníamos más posesión que en la última etapa, cuando éramos mucho más directos.

-¿Y con los jugadores que tenés hoy en Boca?

-Llevo poco tiempo de trabajo y me gustaría tenerlos acondicionados físicamente como trabajamos nosotros. Pero creo que Boca tiene las dos opciones. Puede ser directo o puede tener más juego. Es lo que veo desde afuera, porque hoy es recién el segundo día que entrenamos con todo el grupo. ¡Tengo más partidos que prácticas! (se ríe).

-Cuando te quedaban dos años de carrera, en una nota para LA NACION dijiste que cuando fueras técnico te gustaría tener en tus equipos a "un Riquelme, un Guillermo y un Palermo". Hoy no parece que los tuvieras, no de esas características.

-No, pero porque el fútbol cambió. Cambió la táctica, cambió el ritmo. Hoy hay mayor ritmo que cuando yo jugaba. Y hay otros jugadores. Boca hoy tiene otros nombres. Están Tevez, Gago, el Cata Díaz, Lodeiro, que han jugado en Europa. Otros que se han destacado en otros equipos argentinos.

-Pero, ¿es posible que vos también hayas cambiado esa idea?

-Sí, pero porque el fútbol cambió. Entonces vos también vas cambiando los nombres, los intérpretes. Los referentes del mundo también van modificando su forma de jugar, como Messi o a Cristiano Ronaldo, que no sabés si son enganches o delanteros, dependiendo de cómo y dónde se muevan. También van evolucionando un poco todas las ideas.

-¿Ese tipo de jugadores se construyen o ya vienen con esa capacidad innata?

-Tienen algo innato, pero obviamente que deben haberse sentido muy bien a la hora de desarrollarse y perfeccionarse, porque los dos evolucionaron.

-¿Es necesario tener un jugador que sea el armador o el generador? ¿Y dónde tiene que estar ubicado? Porque hoy parecería que es Gago en este Boca, aunque posicionado más retrasado.

-Creo que hoy en el fútbol no hay un enganche definido. Son los mismos volantes que pueden jugar por la izquierda o por la derecha. Fíjense que antes, cuando yo era chico, uno hablaba de un N° 8 y era Ardiles. Hoy no está más ese número ocho tradicional. Hay un volante que puede jugar por adentro o por afuera.

-¿Gago puede ser el encargado de organizar el juego?

-No. Quizás a Gago yo lo vea en un rol más defensivo, pero los dos o tres jugadores que lo acompañen en el medio campo tienen que encargarse de generar juego desde los movimientos colectivos, desde el conjunto. Y todos como equipo tienen la responsabilidad de jugar bien.

-Cuando vos llegaste a Lanús, los dirigentes te contrataron para que le transfieras al plantel tus "ganas de ganar". Boca ya es Deportivo Ganar Siempre, pero ¿dónde tuviste que atacar de entrada en cuanto al mensaje y el principal déficit?

-Es difícil hablarle a un equipo que fue campeón hace poco, pero a la vez todos eran conscientes de que no había sido bueno el verano ni el comienzo del torneo y eso produjo el cambio. Entonces, se dio una gran predisposición para trabajar y para escuchar. Y creo que lo que tuvo que ver fue entrenar fuerte. Entrenar duro para tener un equipo duro.

-Justamente, vos dijiste eso: "Para tener un equipo duro hay que entrenar duro". ¿Fue más un mensaje para el plantel que para afuera?

-Fue un mensaje general, pero el que lo tiene que tomar es el jugador, porque es el que lo tiene que hacer. Para el jugador era directo, y para el público era mucho más general. En mi época, cuando entrenamos duro fue cuando mejor nos fue. Uno tuvo entrenadores que nos condujeron de una manera fuerte y considero que éste es el camino.

-¿Cómo viste a los jugadores en cuanto a los mensajes que les empezaste a dar?

-Muy receptivos y con muchas ganas de salir el mal momento. No era algo terrible lo que vivía Boca antes de mi llegada, pero que tenía más que ver con la forma que estaba jugando que con los resultados.

-De todas las líneas del equipo, ¿cuál es la que te preocupa más?

-Me preocupa hacer goles, porque es como vos marcás la diferencia. El equipo no hizo goles ni en el verano ni en el comienzo del torneo. Pero era una situación que se vivía desde el resultado, de malos momentos que le tocaba vivir al equipo y nada más. El equipo va a levantar.

-¿Qué es lo más difícil de dirigir a ex compañeros, como el Cata Díaz, Gago y Tevez?

-Nada, porque los tres son receptores de la idea, de lo que uno dice y se entrenan muy bien.

-Igual, hoy Tevez es una mega estrella en comparación al que jugó con vos en 2004. ¿El trato debe ser otro?

-Pero Carlos se sigue entrenando y mete en los entrenamientos como cuando era más chico. La verdad es que, en ese sentido, al grupo en general hoy no le puedo decir nada porque han entrenado y tratan de entrenarse fuerte.

-¿Lo ves mejor a Tevez ahora que cuando asumiste?

-Le tocó hacer el gol el otro día sobre la hora. Eso lo va a motivar. Tuvo varias situaciones de gol en el segundo tiempo contra Unión. Va a ir mejorando.

-¿En qué cosas cambiaste como DT y en cuáles seguís siendo el mismo que antes?

-Quizá la ambición o la forma de ver el fútbol, no es la misma. Obviamente tenés que ir cambiando. Si tuvieras un enganche que la rompe es una cosa, pero no lo hay. Hay que tratar de llevar a cabo esa idea que tenés con otras características. La idea es algo que vas armando en base al conocimiento que tenés de tus futbolistas. Hoy no hay esos jugadores que nombrábamos recién (Riquelme, Guillermo, Palermo). Por eso, vas buscando otros que puedan suplir lo que hacían ellos, pero respetando una idea, una forma de sentir el fútbol.

-En cuanto a tu planificación, ¿sos de mirar muchos videos, de estarle encima al jugador?

-No. Encima del jugador no. Salvo durante el entrenamiento, donde le exigimos que trabajen con la misma intensidad que en un partido y tratamos de corregir alguna cuestión táctica. Después, en mi casa o en el tiempo de concentración, analizamos todo: miro videos de los rivales o de los equipos que me gustan.

-Por ejemplo.

-El Bayern Munich, Borussia Dortmund y Barcelona.

-Cuando eras técnico de Lanús, le mostraste a Lautaro Acosta un video de Borussia Dortmund vs. Bayern Munich.

-Fue antes del partido con River y les queríamos marcar a los que jugaban por afuera, Acosta y Melano, cómo jugaban los extremos de esos equipos, el recorrido que hacían.

-¿Te sentís más cerca de Jürgen Klopp que de Guardiola?

-No hice ese análisis, pero me gustan los dos estilos.

-¿Se podrá dar como DT lo que sucedió como jugador, que estés muchos años?

-No siento una presión extra, en Boca estoy como en mi casa. Me siento muy cómodo. Más allá de que siempre lo que se impone es ganar y de lo histérico que puede ser el fútbol argentino, convivo bien con esa cuestión.

El paso por Italia, una experiencia tan intensa como breve

La experiencia en Italia duró menos de lo pensado. Los Mellizos Barros Schelotto apenas estuvieron cuatro partidos y 22 días. Y se tuvieron que volver ya que la UEFA no les entregaba la habilitación para moverse libremente en los bancos de suplentes ni en los entrenamientos. Su renuncia a Palermo despertó muchas versiones, pero él aclaró una vez más que fue el contexto italiano el que los llevó a pegar el portazo.

-¿Cómo fue esa experiencia?

-Me encantó, pero se cortó porque la UEFA no me reconoció el título. De entrada nos habían dicho que necesitábamos tres años de experiencia...y resulta que teníamos tres y medio. Tomamos la decisión un domingo a la noche y acá se supo antes de que Boca jugara con San Lorenzo.

-Maurizio Zamparini, el presidente, había dicho que no hiciste el esfuerzo por quedarte.

-Era imposible, decidí renunciar aún sabiendo que era una posibilidad única, que capaz no se repita en mi vida. Pero... hasta junio yo no iba a poder entrar en el vestuario, el cuerpo técnico no podía ir al banco ni hacer la entrada en calor y no podía dar indicaciones durante los partidos. Estábamos muy limitados y nos sentíamos incómodos como profesionales por no poder trabajar como correspondía y ante un plantel que peleaba el descenso. Me pedían que vaya dos veces por semana a hacer un curso a Florencia durante abril y mayo. Incluso, ni siquiera con eso me daban la habilitación para el año que viene, porque tenía que volver a hacer otro curso de septiembre hasta mediados de mayo, una vez por mes, y después un tercero en junio y julio, de lunes a viernes...

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