Un golpe al corazón. Una campaña pobre que lo llevó al desempate, y una definición por penales perdida, pusieron a Gimnasia en el Federal A.
Sólo una temporada duró la excursión del Lobo en la segunda categoría del fútbol argentino. Y Guillermo Brown festeja.
Nervios. Con los pelos de punta. La final por el descenso se jugó con los dientes apretados y con muchas precauciones. Un error podía ser fatal y terminar con el sueño.
Con ese panorama, el Lobo no logró imponer mayor supremacía y se dividió en el manejo del desarrollo. Igual estuvo más cerca que Brown en la primera etapa. El grito quedó atragantado con ese estupendo manotazo de Burrai sobre el ángulo, evitando el gol de Montiveros de tiro libre.
El elenco de Labruna intentó hacerse dueño de la mitad, con dos volantes centrales y dos hombres por las bandas que jugaron mucho tiempo en el medio. Faltó que se enganchara Oga en el circuito para generar más juego.
Estaba claro que ninguno quería arriesgar demasiado, sabiendo que los detalles podían tener un protagonismo principal en el resultado final.
Fue poco lo que dieron en los noventa minutos, y Gimnasia estuvo lejos del nivel para doblegar a su rival. El DT Mensana movió el banco (adentro Espinoza y Pereyra) buscando soluciones, pero no encontró los caminos al arco de Burrai.
Con dos elencos cargados de limitaciones, se fueron al alargue.
En el suplementario pasó de todo: expulsados Sánchez, Mosca (Brown) y Montiveros (Gimnasia) y los goles. Carranza con ayuda de Marín desató el festejo mendocino y Rivadero al instante empató el partido. ¿Qué pasó?
Ya sin fuerzas el Lobo lo buscó más, pero todo se definió en los penales. Y ahí todo quedó sentenciado en el disparo de Espinoza que tapó Burrai.
Fin de la historia. No se dio el milagro. A empezar de nuevo Gimnasia…
