La falta de lluvias pone en riesgo la siembra de trigo de 500.000 hectáreas en la zona núcleo. Las bolsas privadas coincidieron en que la ausencia de precipitaciones en corto y mediano plazo puede recortar las proyecciones de superficie implantada del cereal.
Esta situación, a la que se debe añadir el menor uso de tecnología por parte de los productores, se reflejará en la caída de los rindes del cereal. Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el año pasado se apuntaba a un trigo de 5.000 a 5.500 kilos por hectárea. Para la nueva campaña, las expectativas bajaron al rango de 3.500 a 4.500 kilos por hectárea.
"Esta diferencia le estaría restando hasta 1,8 millones de toneladas de potencial por menores rindes trigueros a la región", señalaron desde la entidad bursátil. Este recorte productivo recortará el saldo exportable del cultivo y de cumplirse estos pronósticos, será de 13 millones de toneladas.
Estos factores no permiten aprovechar el escenario favorable de precios para el cereal, impulsado sobre todo a partir del conflicto bélico entre Ucrania y Rusia, productores de peso en el mercado mundial.