Los pronósticos alimentados por estos datos, mantienen el enfriamiento durante lo que resta de enero, pero evidencian una clara declinación a partir de febrero. Esto necesariamente lleva a un desacople entre el fenómeno puramente oceánico y su influencia sobre la circulación atmosférica. Esto ya puede leerse como una evolución hacia el estado de neutralidad. Por lo pronto, no hay modelos que prevean un escenario diferenciado, con lo cual la probabilidad más alta avala el final de este extendido período frío del Pacífico Ecuatorial central. El mismo, con sus alternancias se ha mantenido como el sustento negativo de la performance pluvial de gran parte del sudeste de Sudamérica en estos último tres años.
Como sabemos, el fenómeno La Niña impacta sobre los flujos de humedad que desde el norte ingresan a la franja central. El año pasado para mediados de enero esto se fue modificando con una velocidad importante, algo que no se ha concretado en esta ocasión, recrudeciendo el efecto de la sequía.
La evidencia que vienen mostrando los últimos eventos, avalan las chances de un nivel de lluvias más benéfico para el sur y el oeste de la región pampeana, con mejores posibilidades de alcanzar los valores normales. Este patrón para la zona núcleo aun no es tan cierto.
Se pueden ver las costas de Sudamérica, con un calentamiento importante en la corriente de Humboldt, con aguas que ya no presentan anomalías frías frente a Ecuador y con el enfriamiento más marcado que se va centralizando sobre la línea del Pacífico Ecuatorial. También se destaca un Atlántico sur muy cálido, situación que potencialmente se expandirá hacia el litoral de Uruguay y Brasil. Con La Niña en retroceso y un mejor flujo de humedad desde el noreste, podríamos converger en un final de verano con más eventos pluviales. Se espera que para entonces el evento frío se haya neutralizado por completo.
Dando como válido el debilitamiento de La Niña para el mes de febrero, no se descarta que las mejoras en la provisión de lluvias comiencen a concretarse en esta última parte mes de enero, algo que por lo pronto es más evidente en el oeste. Si la dinámica atmosférica comienza a retornar a su comportamiento normal, el este también debería comenzar a beneficiarse de un progresivo aumento de precipitaciones. En definitiva, en cuanto se observen correcciones de importancia en la circulación de aire y el flujo de aire tropical, comience a incorporarse de manera más continua a la región pampeana, la modificación del patrón pluvial de gran escala estará más cercana.
Los modelos de pronóstico vienen repitiendo soluciones favorables para la franja oeste del país, sobre todo LP, sur de CB, oeste de BA, posiblemente sudoeste de SF. Estas soluciones, comienzan a alinearse con una mejora esperada a gran escala.