El conflicto por el pago del canon en la soja Intacta va camino a resolverse en la Justicia. Mientras tanto, crecen las tensiones políticas y los juegos de presión.
Monsanto presentó esta semana un recurso administrativo en el Ministerio de Agroindustria en el que pide la nulidad de la resolución 140, que obliga a contar con el aval del Estado para el control de los granos. Agroindustria, pese a las tensiones y a que todavía cree que se puede llegar a un acuerdo, rechazará el recurso. Eso habilitará a la compañía norteamericana a presentarse en la justicia, con el argumento de que tiene derechos de propiedad intelectual sobre la soja resistente a insectos que, en su visión, no están resguardados. El ministerio, en cambio, todavía no discute la cuestión de la propiedad intelectual sino que considera que el método de control del pago del canon en puertos y acopios equivale a cederle el control del comercio de granos a una empresa privada. Además cree que la compañía debe atenerse a la ley vigente.
Los intentos de ofrecer un acuerdo a Monsanto, que incluían el impulso a la ley de semillas y crear un sistema de control a partir de la próxima campaña, fracasaron. En Agroindustria creen que la negativa vino de St. Louis, Missouri, pese a que dos veces los negociadores se dieron la mano, creyendo que cerraban un trato. Monsanto, por su parte, es inflexible a ceder en su reclamo, acaso cubriéndose de eventuales quejas de productores de Paraguay y Brasil, que pagan por la soja Intacta, y de sus propios accionistas.
En la escalada del conflicto, aparecieron rumores de renuncia del ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, por desavenencias con el secretario de Agricultura, Ricardo Negri. Hay varios episodios que dan cuenta de que el dúo de "Los Ricardos" ha sonado desafinado en más de una oportunidad, pero el propio Negri declaró públicamente que estaba lejos de minar la autoridad del ministro. Buryaile, a su vez, esta semana buscó dar una muestra del respaldo que goza dentro del Gobierno cuando llevó al jefe de Gabinete, Marcos Peña, a una comida de promoción de la cocina del norte del país organizada por el INTA. Cerca del formoseño, además, juran que tiene el respaldo de quienes controlan la gestión de los ministerios, Gustavo Lopetegui y Mario Quintana, de la jefatura de Gabinete.
Sin embargo, el gobierno de Macri, a diferencia del kirchnerismo, no tiene intención de entrar en conflicto con las empresas. Al contrario, quiere que inviertan. Monsanto, que conoce este matiz aunque tuvo una buena relación con el kirchnerismo, se movió para que la poderosa Cámara de Comercio de Estados Unidos le enviara una carta al ministro de Producción, Francisco Cabrera, en la que le pide que trabaje "fuertemente" con Monsanto y las partes interesadas para llegar un acuerdo para resguardar la "propiedad intelectual". Ésta es una bandera histórica de los EE.UU. que ha llevado como buque insignia en su política comercial. A pesar de ese respaldo, para Monsanto el conflicto argentino no es inocuo ni único. En los informes sobre la oferta de compra de la compañía alemana Bayer a Monsanto, por US$ 62.000 millones, se menciona como dato negativo esta pelea y las diferencias que tiene con el gobierno de la India por el comercio de algodón.
La vía de solución no parece sencilla. Crece la belicosidad y no el consenso. Una de las iniciativas para intentar una vía diferente de las que se recurrió hasta ahora la dio Aapresid, que le propuso al Ministerio de Agroindustria y a la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA), donde está Monsanto, la intervención de un moderador profesional para encontrar una salida. Se trata de un consultor externo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Francisco Ingouville, experto en mediaciones. No obtuvo respuesta.
Es llamativo que no se pueda llegar a un acuerdo. Hay un gobierno que ha expresado su respaldo estratégico al campo -hasta lo dice en el spot televisivo de la empanada-, hay expectativas positivas sobre el futuro de la actividad tras la eliminación de las trabas a la producción y hay condiciones propicias para establecer reglas claras que permitan impulsar la competitividad. Una escalada de la pelea sólo traerá más perjuicios.