El precio de la hacienda destinada al consumo en el Mercado de Liniers aumentó $19 en un día, a contramano de la búsqueda del Gobierno de desinflar las remarcaciones en los mostradores.
En la rueda comercial de ayer, previa al paro lanzado por la Mesa de Enlace que arrancó por el cepo a las exportaciones de carne, medida que se publicó en el Boletín Oficial.
Y ya comenzó a impactar de lleno en el negocio ganadero. categorías aumentaron hasta un 5% el kilo y trasladan presión alcista a los mostradores de las carnicerías. El dato se conoce en medio de los esfuerzos de la Casa Rosada para controlar la suba del precio de la carne, tras el anuncio del cierre de exportaciones por treinta días.
En el mercado concentrador porteño, el ingreso de vacunos fue menor al habitual y ante la posibilidad concreta de nueve días sin operaciones comerciales, los compradores pisaron el acelerador para hacerse de materia prima, situación que se reflejó en la mencionada suba -entre martes y miércoles- de novillitos y vaquillonas. Tal como anticipó BAE Negocios, las categorías de consumo superaron la barrera de los $200 a finales de abril, situación que se origina en base a una menor disponibilidad de hacienda. Los feedlots, uno de los principales proveedores del consumo, atraviesan un escenario complejo por la suba del maíz y el desfase entre los valores de los animales livianos que ingresan para el engorde y el bovino terminado.
A esta variable se agrega desde hoy el factor extra que representa el cese de comercialización de hacienda y la suspensión de remates presenciales y virtuales.
El dato a tener en cuenta es que, más allá de una rápida solución al conflicto y una vuelta a la operatoria, el piso de la cotización de la hacienda ascendió un peldaño y esto suma presión en las carnicerías. Los operadores de Liniers reconocieron que, si bien el techo que se pagó fue de $229, muchos lotes fueron rematados en $225, situación que permite ratificar el pulso alcista que se ve en los negocios.
La suba en el valor de los bovinos tiene un impacto inmediato en el precio de la media res que se baja en las carnicerías y cada $20 que aumenta su cotización pueden representar una suba de hasta $40 a $50 que pega de lleno en el bolsillo de los consumidores.
Estos incrementos se trasladan de manera parcial y son absorbidos tanto por matarifes como por carniceros, en un contexto de deterioro del poder adquisitivo del salario.
En abril, y de acuerdo con un informe elaborado por la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (Camya), la media res tenía un valor de $441 por kilo, tomando como base un novillito de 360 kilos a $200 por kilo. En este contexto, el menor ingreso de hacienda, el cese de comercialización y la suspensión de los remates ganaderos constituyen un cóctel que empujarán los precios de venta de la carne al público.
Se considera a un novillito de 360 kilos, del cual se obtienen 205 kilos limpios. De esta manera, la carne queda en $350 el kilo y a esos valores se le añaden impuestos y costos de distribución.