De todos los elementos requeridos para el logro de cultivos de girasol de alta producción el P ha sido identificado consistentemente como el nutriente a no descuidar en la región pampeana. Ante el avance de sistemas intensivos de alta producción, con moderada restitución de nutrientes, las áreas con niveles subóptimos de P se han expandido. Además, dado que el mejoramiento en el estado de nutrición fosfatada contribuye al aumento en la eficiencia de otros recursos nutricionales y del ambiente, en especial agua, anticiparnos a las necesidades de fertilización con P es indispensable en planteos de girasol de alto beneficio. En este artículo presentaremos algunos de los efectos del P sobre la fisiología y formación del rendimiento de girasol y se discutirán alternativas de diagnóstico y manejo de la fertilización con P.
El P en la fisiología del girasol
El fósforo (P) forma parte del adenosin trifosfato (ATP) jugando un rol central en la transferencia de energía para la síntesis química y por lo tanto, es un componente esencial en todas las células metabólicamente activas. El P es también componente de los fosfolípidos en las membranas celulares y de los nucleótidos. En síntesis todos los procesos que requieren energía desde la emergencia e implantación de plántulas y raíces hasta la formación de granos son altamente dependientes de la oferta de P. Al igual que con el N, existe una extensa movilización de P dentro de la planta, y ésta puede ser una importante fuente de P para el desarrollo de la semilla bajo condiciones de restringida disponibilidad de este elemento por factores tales como sequía. La estimación de la contribución de P movilizado desde el tallo y hojas a semillas maduras es de alrededor de 30 a más del 60%.
Los síntomas foliares de deficiencia de P son detectables con frecuencia en ambientes con rendimientos inferiores al 40 % de su potencial por necesidad de P por lo que a menudo no son evidentes en plantas crecidas a campo donde se conjugan variados factores limitando los rendimientos. Los síntomas primero ocurren como áreas empapadas de agua en las hojas inferiores. Estas áreas evolucionan a necrosis oscuras, a menudo, pero no invariablemente, en círculos concéntricos. Generalmente hay una clara demarcación entre tejidos sanos y necróticos, los cuales ocurren más a menud entre las nervaduras mayores. Esta sintomatología es similar a la ocurrencia de infecciones fúngicas en las hojas (ej. Alternaria helianthi, Septoria helianthi o Verticilium dahliae). La floración es normalmente demorada entre 13 y 30 días bajo condiciones de severas deficiencias. Además el capítulo muestra un menor desarrollo que en condiciones de normal nutrición.
Diagnóstico del estado de nutrición con P en girasol
Los análisis de tejidos es una de las técnicas de diagnóstico de desordenes nutricionales y son utilizados mayormente para la descripción de condiciones de problemas nutricionales mas que para la elaboración de recomendaciones de fertilización. En girasol, tal como en la mayoría de los cultivos anuales, los análisis de tejidos se realizan sobre las láminas de las hojas mas jóvenes expandidas. Una concentración de P de 2 g/kg (0.2 %) en la planta parece ser crítica para el crecimiento del girasol, sin embargo, también se han indicado concentraciones mayores, especialmente en plantas jóvenes producto del efecto de dilución de nutrientes al aumentar la biomasa del cultivo (Tabla 1).
Tabla 1. Concentración de P en la lámina de la hoja extendida más joven en plantas de girasol según rangos de deficiencia (Blamey y col. 1997).
Estado de |
Deficiente |
Crítico |
Adecuado |
R-2 |
<3.3 |
2.0-3.2 |
2.5-5.6 |
3er semana |
3.5 |
||
10a semana |
2.0 |
||
R-5.1 |
1.6 |
2.4 |
3.9 |
Para atenuar el efecto de dilución de nutrientes por cambios en la producción de biomasa y en base a la consideración que la nutrición de los cultivos de alta producción requieren ofertas balanceadas de nutrientes se desarrollo el sistema integrado de diagnóstico y recomendación (DRIS) basado en el análisis de las relaciones de concentración entre nutrientes. Grove y Sumner (1982) elaboraron índices de recomendación para girasol (N/P = 12.8, N/K = 1.71, K/P = 7.86). No obstante, esta metodología, como en el caso de los análisis de contenidos foliares requieren de validación local.
Fertilización fosfatada: efectos sobre el cultivo y manejo de la fertilización
El cultivo de girasol acumula unos 5 kg de P en toda la parte aérea de la planta por cada tonelada de grano que produce. Si bien los requerimientos de este elemento son máximos luego de 40 días de la emergencia de las plántulas, su escasa movilidad en el suelo junto con el proceso de captación (difusión) requieren que la fertilización fosfatada se realice en el momento de la siembra. Este nutriente induce a un aumento en el desarrollo radical, permitiendo una mayor exploración del perfil de suelo. Según un estudio descripto por Valetti e Iriarte (1995), la longitud de las raíces secundarias en el estado de 8 hojas fue de 179,8 m en el tratamiento con 50 kg de superfosfato triple /ha, mientras que en el testigo sólo se extendieron 62,3 m. Otros de los beneficios del agregado de P es el aumento en la velocidad de implantación y en el desarrollo del área foliar del cultivo. Esta respuesta le permite al cultivo lograr una implantación rápida y uniforme.
La respuesta del cultivo al agregado de P es significativa cuando la disponibilidaden la capa superior del suelo , según el método de Bray Kurtz 1, es inferior a 10-12 ppm, lográndose incrementos medios de 400 kg/ha de grano con aplicaciones de 30-40 kg de P2O5/ha. Resultados recientes del Ing. A. Berardo (com. pers.) muestran que el girasol presenta una menor eficiencia de uso del P que cultivos de soja y maíz (Tabla 2).
Tabla 2: Evaluación de la respuesta a P de los cultivos estivales: maíz, girasol y soja (Berardo, com. pers.)
Rta. máxima |
EUP |
Requerimientos |
Extracción |
ICP | |
Cultivo |
(kg/ha) |
(kg grano/kg P) |
(kg P/tn grano) |
(kg P/tn grano) |
(%) |
Maíz |
1000-1500 |
75-95 |
3 - 4 |
2.5 - 3.0 |
75-80 |
Girasol |
400-500 |
55 |
7 - 9 |
3.5 - 4.5 |
50-55 |
Soja |
350-380 |
65 |
6 - 7 |
4.5 - 6.0 |
75-80 |
EUP = eficiencia de uso del P - ICP = índice de cosecha del P
Si bien el índice de cosecha de P (porcentaje de P removido en el grano) es menor en cultivos de girasol que para soja o maíz (Tabla 2) es importante considerar que las extracciones producidas de este nutriente resultan proporcionales a los rendimientos logrados. La fertilización con fuentes fosfatadas resulta en la única alternativa para corregir las necesidades de producción y para el sostenimiento de la fertilidad de P de los suelos. Al respecto, en la región pampeana se observa una marcada reducción de los niveles de P asociados tanto a las extracciones en productos agropecuarios como así también al mínimo uso de fertilizantes con P.
Los fosfatos son captados por las plantas por mecanismos de difusión, proceso que se reduce en condiciones con bajas temperaturas del suelo, con baja disponibilidad de agua. En sistemas de siembra directa o en fechas de siembra temprana, es conveniente el uso de aplicaciones fosfatadas aún en suelos con niveles edáficos de 17 ppm o superiores (Sequeira com.pers.). Es reconocido el efecto de acumulación superficial de P en suelos bajo prácticas continuas de siembra directa, no obstante es recomendable realizar el diagnóstico del estado de fertilidad con P del suelo evaluando la capa de 0-20 cm. Estudios comparando muestros superficiales y de la capa completa de suelo muestran que los niveles críticos se incrementan al reducir la profundidad de muestreo (Díaz-Zorita y Grove, 2000).
Bajo la restricción de inmovilidad del P aplicado en el suelo y la absorción por difusión, en suelos con niveles subóptimos de P resulta imprescindible la aplicación localizada del fertilizante por donde las raíces lo intercepten al crecer, por debajo y/o al costado de la linea de siembra. Las fuentes mas comunes para la corrección de deficiencias fosfatadas son el superfosfato triple y el fosfato diamónico aunque el uso de este último en dosis superiores a los 60 kg/ha requiere de la aplicación separada al menos a 2,5 cm de la línea de siembra dado que la liberación de NH3, por la hidrólisis del fertilizante produce daños fitotóxicos sobre las semillas y plántulas del cultivo que afectan su producción. La textura de los suelos y sus contenidos de materia orgánica son importantes a considerar al evaluar los potenciales efectos fitotóxicos de estas aplicaciones. En suelos con texturas arenosas, pobres en materia orgánica o en condiciones de sequía las dosis de riesgo, para evitar estos daños, son significativamente menores.
Estudios desarrollados en Tres Arroyos (Bs.As.) y en Pergamino (Bs.As.) muestran efectos beneficiosos en aplicaciones profundas del nutriente (10-15 cm de profundidad) en comparación con fertilizaciones convencionales en la línea de siembra. Una explicación de este comportamiento está dado por la mayor probabilidad de disponer humedad en el suelo para solubilizar el fertilizante y facilitar la captación por la planta. En aplicaciones fuera de la línea de siembra y al voleo es indispensable su incorporación en el suelo además del incremento en la dosis recomendada según el análisis del suelo. Baumer y col. (1999) consideran que el uso de aplicaciones profundas de P mejoran no solo la disponbilidad del P por su localización en el sector con mayor desarrollo de raíces sino que el movimiento de suelo producido durante la aplicación del fertilizante mejora el ambiente físico para el crecimiento de las raíces. En la Fig. 1 se observa que aún en condiciones de no aplicación de P la labor profunda mejoró los rendimientos de los cultivos y que al agregarse P profundamente el aprovechamiento del nutriente se incremento en una magnitud mas que proporcional.
En condiciones de suelos con deficiencias de P y pobres en materia orgánica los mejores resultados de fertilización se logran combinando aplicaciones de P en el momento de la siembra y refertilizaciones con N en estadios de desarrollo vegetativo. Aguirrezabal y col. (1996) describen un mayor ritmo de crecimiento de las plantas individuales durante sus primeros estadios cuando se aplican fertilizantes con N y con P por debajo de la semilla en el momento de la siembra.
Fig. 1: Fertilización profunda de girasol en Pergamino, Bs.As. (Baumer y col. 1999).
Consideraciones finales
- El P es el primer elemento a considerar al plantearse estrategias de nutrición de cultivos de girasol de alta producción siendo el análisis de suelos (0-20 cm) una herramienta insustituible para la selección de lotes con necesidad de fertilización.
- La correcta nutrición con P provee de condiciones favorables para el crecimiento de raíces, mejora la resistencia a la sequía de lo cultivos y aumenta la eficiencia en el uso de otros nutrientes, por ejemplo N.
- La fertilización para mejorar condiciones suboptimas de P debe realizarse localizada en profundidad con anterioridad o en a la siembra. Se debe evitar aplicaciones en altas dosis de fertilizantes NP en la linea de siembra dados los efectos fitotóxicos de las emisiones de amonio sobre la emergencia y supervivencia de plántulas.
Ing. Agr. (MSc) Martín Díaz-Zorita
EEA Gral.Villegas