En el Delta del Paraná, el mimbre alcanzó una gran expansión en la primera mitad del siglo XX, acompañando a la fruticultura a través de los canastos para la cosecha y comercialización de la fruta. Más tarde, fue disminuyendo la actividad, pero a inicios del nuevo siglo comenzó a dinamizarse como una oportunidad productiva sustentable, que hoy es valorada por su aporte a la diversificación de los pequeños productores y como oportunidad para una multiplicidad de usos.
Teresa Cerrillo, referente de mejoramiento genético de Salix, de la EEA Delta del Paraná del INTA, explicó: "Los mimbres -o "sauces-mimbre"-son sauces pertenecientes a especies arbustivas de Salix spp, un género botánico que incluye también a los sauces arbóreos; que, entre otros aspectos de interés, se caracterizan por la aptitud para una diversidad de usos".
La especialista indicó que los sauces mimbres tienen potencial para una amplia gama de aplicaciones, que actualmente está consolidada con una demanda sostenida para objetos de cestería, artesanías y muebles livianos. "Además, los mimbres son materiales muy adecuados para sumar valor agregado para nuevas aplicaciones funcionales, como objetos y muebles de diseños", puntualizó.
"El núcleo de cultivo del mimbre en Argentina se localizan el Delta del Paraná, donde los suelos y el clima son muy adecuados para su desarrollo", indicó Cerrillo y agregó: "Actualmente hay en la región 63 productores mimbreros en actividad, en una superficie total activa de 99 hectáreas, siendo el 84 % productores familiares de hasta 3 ha".
El Programa de Mejoramiento Genético de mimbres se inició en 2006 sobre la base de una adaptación del programa de sauces arbóreos para la producción maderera. "La generación de poblaciones de mejora tuvo lugar entre 2010 y 2013, a través de cruzamientos controlados en invernáculo, seguida por la selección fenotípica en diferentes etapas, evaluando un conjunto de variables de interés productivo y de sustentabilidad", puntualizó la especialista.
Cerrillo explicó que, como en el caso del Programa de sauces arbóreos, también para los sauces-mimbre se practicó un proceso de observación y evaluación en ensayos a campo, donde la interacción con el productor constituyó un elemento clave.
Como corolario de años de trabajo, en 2021 se llegó a la fase final del proceso de mejora, seleccionándose 5 genotipos que se inscribieron en 2022 en el Registro Nacional de Cultivares del INASE. Cerrillo explicó: "Cada genotipo experimental es un potencial cultivar".
"Los cultivares mejorados poseen un perfil productivo y sustentable, con alta capacidad de enraizamiento, que es fundamental para el establecimiento de un cultivo basado en la propagación vegetativa o agámica, buena adaptación a distintos sitios, muy baja o nula presencia de brotes secundarios en las ramas del año, excelente flexibilidad de las ramas y alta tolerancia a las principales enfermedades causantes de daños foliares evaluando un conjunto de variables de interés productivo y de sustentabilidad", puntualizó Cerrillo.
Por último, la especialista indicó que la adopción se está haciendo efectiva en el Delta y en otras regiones, con un significativo interés en este nuevo producto de la investigación "que beneficiará no sólo a la productividad, sino también a la diversidad de las plantaciones, un concepto de valor relevante al tratarse de especies de propagación agámica".