La región bajo riego de Río Negro y Neuquén concentra la producción de manzanas de todo el país. Más del 95% de la cosecha de esta especie sale de los valles que conforman estas dos Provincias.
Una parte importante de esta oferta se orienta, durante todo el año, a abastecer las góndolas locales.
Los precios que reflejan hoy los distintos puntos de venta son realmente atractivos para las empresas, y más aún sobre aquellas manzanas que presentan una buena calidad. En este contexto no son pocos los que ven con atención el desarrollo del mercado interno argentino para este tipo de producto. Las estadísticas oficiales confirman esta mirada. En los primeros cuatro meses del año las importaciones argentinas de manzanas saltaron 600% al pasar de las 67 toneladas el año pasado a poco más 460 toneladas en esta primera parte de 2022. En relación con la media de los últimos diez años, el valor registrado en la presente temporada es 200% superior.
Chile concentra la casi totalidad de estas operaciones que llegan por el sur y centro del país a través de camiones refrigerados que terminan bajando su mercadería en los mercados concentradores de Córdoba y Rosario, como así también en algunas cadenas de supermercados ubicados fundamentalmente en el cordón norte del Gran Buenos Aires.
Si bien los volúmenes de importación que se manejan son marginales, en relación con la totalidad de lo que mueve el mercado interno,
Causas de este salto
Es llamativo el cambio de tendencia que se observa en las importaciones argentinas de manzanas. Existen una serie de variables que pueden argumentar la evolución de estos números. Entre ellas, tres son las más importantes.
-Menor producción de manzana. Los datos suministrados por distintos organismos oficiales dan cuenta que la cosecha efectiva de esta especie, en la presente temporada, se ubicaría por debajo de las 400.000 toneladas; reflejando mermas superiores a las 170.000 toneladas cuando se toma como referencia una cosecha completa para la región. Estas importantes mermas observadas generan presiones sobre los precios internos; escenario que es aprovechado por terceros países, como en este caso específico, pasa con nuestro vecino tras la cordillera.
-Retraso cambiario. Este punto es clave para el sistema frutícola regional ya que quita competitividad a las exportaciones de las manzanas y alienta sus importaciones. Tal como se destaca en el gráfico adjunto, la tasa de devaluación del peso, en estos últimos doce meses, creció 50% por debajo de los precios internos de la economía argentina. Cuando se amplia esta brecha temporal, las diferencias entre ambas variables es aún mayor. Este contexto determina que producir manzanas en el Valle cada vez es más caro en dólares y por ende estos mayores costos terminan impactando en las góndolas y las importaciones de manzanas llegan a nuestros mercados con precios mucho menores en dólares respecto de la oferta local.
Por Javier Lojo